Moratinos presentó ayer su programa para intensificar programas de asistencia y colaboración contra el hambre en el mundo. | Efe

TW
1

El exministro español de Exteriores Miguel Angel Moratinos y el brasileño José Graziano da Silva fueron ayer los platos fuertes de las intervenciones de los seis candidatos a la dirección general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO).

Moratinos se ha mostrado «optimista» y «esperanzado» ante su candidatura, que será sometida a votación hoy domingo para sustituir a Jacques Diouf hasta 2015.

El político español, que fue el primer orador por sorteo, fue seguido por Abdul Latif Rasih de Irak, Franz Fischler de Austria, Indroyono Seoselio de Indonesia, Graziano da Silva de Brasil y Mohammad Saeid Noori de Irán.
El candidato español destacó su compromiso de «erradicar el hambre en el mundo y garantizar la seguridad alimentaria ahora y para todos».

Empeño

Para Moratinos, su «empeño no ha sido sólo conocer el estado actual de la organización, el plan de reforma, las expectativas de los funcionarios y trabajadores, sino (...) también conocer cómo ha actuado la FAO sobre el terreno».

«He visitado 90 países -refirió-, he asistido a 12 reuniones regionales y multilaterales y, por lo tanto, creo poder contar hoy con una visión clara de lo que se espera de la FAO, tanto por parte de los estados miembros como por parte de la propia organización».

Y recordó las que serán sus tres grandes prioridades.

Reforzar el desarrollo de lo que siempre ha constituido una de las actividades esenciales de la FAO: «La actividad normativa, ampliando aún más su alcance y adaptándola a los nuevos retos y desafíos de este siglo XXI, en particular el cambio climático y la seguridad alimentaria».

Negligencia

Por su parte, Da Silva dijo que el mundo necesita «una fuerte y eficaz FAO, ahora mas que nunca. Ha habido un largo periodo de negligencia en agricultura, pesca, bosques y desarrollo rural y seguridad alimentaria». Precisó que «la actual crisis económica global y crisis de alimentos es una llamada al despertar. Nos recuerda cómo estamos de interconectados, y es más evidente en la alimentación y en la agricultura».