BR06. BRUSELAS (BÉLGICA), 20/06/2011.- El primer ministro griego, Yorgos Papandréu (izda), saluda al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, antes de la reunión que han mantenido en Bruselas, Bélgica, el 20 de junio de 2011, después de que el Eurogrupo decidiese posponer a julio próximo el desbloqueo del quinto tramo del rescate a su país. EFE/Olivier Hoslet BÉLGICA UE GRECIA | OLIVIER HOSLET

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La zona euro se ha dado dos semanas de plazo hasta que Grecia apruebe el programa de consolidación fiscal que se le exige como condición para acceder a la ayuda internacional a fin de que evite la quiebra.

El presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, convocó ayer una nueva reunión de ministros de Finanzas de la zona euro para el próximo 3 de julio, en la que espera lograr el objetivo que no se consiguió el domingo: desbloquear el quinto tramo del programa de rescate, cuantificado en 12.000 millones.

Para ello, el Gobierno heleno deberá mostrar primero su legitimidad como interlocutor, al superar el voto de confianza del Parlamento previsto para hoy, pero también lograr la implicación de todos los partidos griegos en la estrategia de consolidación fiscal a medio plazo y el programa de privatizaciones, en un voto parlamentario programado para finales de mes.

Deberes hechos

«He decidido convocar una reunión extraordinaria del Eurogrupo, el domingo 3 de julio. Esto supone que, desde hoy y hasta ese momento, las autoridades griegas, el Gobierno y el Parlamento habrán hecho todo lo necesario», explicó Juncker.

Una nueva misión de la llamada 'troika' (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) viajará ahora a Atenas para verificar que el programa que el Gobierno pretende someter a la aprobación parlamentaria cumple sus exigencias.

El presidente del Eurogrupo eludió responder a una pregunta sobre lo que sucedería si el Parlamento griego no aprueba el plan de ajuste, pero dejó entender que las consecuencias no serían buenas. «Esto debe hacerse, si no...», dijo Juncker, quien comprendió la impopularidad del duro programa de ajustes y la dificultad de un programa de privatizaciones con un calendario que incluye la venta de una importante compañía estatal casi cada diez días.

«Grecia sabe lo que debe hacer. No se trata de obligaciones impuestas, sino de compromisos que deben ser llevados sobre los hombros», repitió Juncker.

«Estoy convencido, de acuerdo a lo que me ha contado el ministro griego de Finanzas y el primer ministro griego, de que Grecia hará todo lo necesario para permitirnos tomar las decisiones», repitió.