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El secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, advirtió ayer de un futuro «sombrío» e incluso «desalentador» para la OTAN si sus países miembros no se comprometen más política, militar y económicamente con la Alianza y con sus intervenciones.

En lo que ha sido su último discurso político como jefe del Pentágono, en una conferencia del centro de estudios Agenda de Seguridad y Defensa, Gates reprochó a los países aliados por permitir que la OTAN marche a dos velocidades y con un desequilibrio entre los dispuestos a soportar la carga de las misiones militares y a pagar el precio y otros que se benefician de las garantías de seguridad pero no quieren compartir el riesgo.

«Esto es inaceptable», afirmó Gates, quien dijo que las serias deficiencias de la OTAN han quedado evidenciadas en Afganistán pero también en la misión de la Alianza en Libia.

Afganistán

En Afganistán, la campaña de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad ha expuesto serias deficiencias en cuanto a las capacidades y voluntad política, indicó.

«Pese a los más de dos millones de soldados en uniforme, sin contar a los estadounidenses, la OTAN ha luchado, a veces desesperadamente, por sostener entre 25.000 y 40.000 soldados» en misiones, dijo.

También se refirió a las dificultades para recibir el apoyo crucial de activos en Afganistán, como helicópteros o aviones de transporte y de vigilancia y reconocimiento.

Ahora que EEUU se prepara para retirar el próximo mes a las primeras tropas de Afganistán, Gates instó a los países aliados a no sacar a sus soldados del país «bajo su propio calendario» nacional. Explicó que «la gran mayoría» de los 30.000 militares adicionales que Washington envió el año pasado a Afganistán permanecerán en el país durante la «temporada de combate del verano».

División interna

Por otra parte, afirmó, en Libia «ha quedado dolorosamente claro que las deficiencias en capacidades y voluntad política tienen el potencial de comprometer la capacidad de la Alianza de efectuar una campaña integrada, eficaz y sostenida por aire y mar». «Menos de la mitad (de los países de la OTAN) se ha unido a la misión y menos de un tercio ha estado dispuesto a participar en los bombardeos», lamentó, aunque admitió que muchos de los estados que se mantienen al margen no lo hacen porque no quieren, sino porque simplemente no pueden.