Los líderes participantes en la cumbre del G8 posan para una foto de familia en Deauville, Francia. Foto:EFE | FACUNDO ARRIZABALAGA

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Los países del G-8 prometieron ayer 40.000 millones de dólares (28.000 millones de euros) en ayudas a los países de la «primavera árabe» en apoyo a sus reformas políticas y económicas.

Los dirigentes de EEUU, Rusia, Francia, R.Unido, Alemania, Italia, Japón y Canadá también enviaron un contundente mensaje al líder libio, Muamar al Gadafi, al final de su cumbre de dos días celebrada en esta localidad costera de Normandia.

Gadafi «no tiene futuro en una Libia democrática y libre» y «debe marcharse», señalan las conclusiones de Deauville, «un veredicto final», en palabras del primer ministro británico, David Cameron.

«No hay mediación posible con Gadafi», afirmó tajante Sarkozy en la conferencia de prensa final sobre la iniciativa rusa de intentar mediar en la crisis libia, aunque Moscú descartó que el interlocutor pueda ser el propio dictador.

En sus conclusiones, los países más ricos del mundo anunciaron un «partenariado de Deauville» para Túnez y Egipto, pioneros en las reformas, y dejaron la puerta abierta a otros países que sigan su ejemplo.

Túnez, Egipto, Irán...

En el documento final, el G-8 afirma que apoya «firmemente las aspiraciones de la primavera árabe, además de las del pueblo iraní».

«Escuchamos la voz de sus ciudadanos, apoyamos su apuesta por la igualdad y su llamamiento legítimo a favor de sociedades abiertas y democráticas, y una modernización económica integradora».

El anfitrión, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, explicó que la ayuda consiste en préstamos de 20.000 millones de dólares comprometidos por bancos multilaterales y de distintos países, añadidos a los compromisos del Fondo Monetario Internacional y a otros 10.000 millones de ayudas de los países del Golfo.

Sarkozy afirmó que, además, Francia aportará mil millones de euros al desarrollo económico y político de Túnez y Egipto.

Los mandatarios del G-8 afirmaron que «estamos dispuestos a ampliar este partenariado global» a «todos los países de la región que se embarquen en una transición hacia sociedades libres, democráticas y tolerantes».

Además de Libia, los países del G-8 condenaron los ataques perpetrados por los dirigentes de Siria, Yemén e Irán contra la oposición.