El paso fronterizo con Siria permaneció ayer cerrado en Ramtha, Jordania. | JAMAL NASRALLAH

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Los líderes europeos han endurecido sus discursos para condenar al régimen de Siria por la represión de la revueltas que, según denuncia Amnistía Internacional, han provocado «al menos» 393 muertos en las últimas cinco semanas.

Reino Unido ha confirmado que trabaja con sus aliados internacionales para enviar «una señal contundente» al presidente sirio Bashar al Asad para que frene la violencia contra los civiles. «Las palabras no son suficientes: la ley de Emergencia debe ser levantada y se deben cumplir las aspiraciones de la gente», apuntó el ministro británico de Exteriores, William Hague.

La ONU

Sobre la posibilidad de una intervención militar como la de Libia ha hablado el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que recordó que es necesario una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU al respecto, algo que, precisó, no es fácil. Francia está «al lado» de los pueblos árabes que aspiran a obtener la democracia y libertad. «Eso no significa -puntualizó- que Francia pueda intervenir en todas las partes del mundo».

El Gobierno de Francia ha pedido la aplicación de «medidas fuertes» de Naciones Unidas y la Unión Europea y «condena con la mayor firmeza la escalada de represión contra la población civil por parte de las autoridades sirias, marcada estos últimos días por el uso de carros de combate».

Asimismo, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, también ha interpelado al Consejo de Seguridad de la ONU a que afronten la situación en Siria. «Incluso la UE debe estudiar sus relaciones» con Al Asad, agregó Westerwelle después de amenazar al régimen con «consecuencias», que no detalló, si no inicia la democratización del país y detiene la «brutal» represión de los manifestantes.