Milicianos rebeldes libios apuntan una pieza de artillería desde una furgoneta. | MANU BRABO

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La OTAN aseguró ayer que interceptará los envíos de armas también a los rebeldes libios, incluso si proceden de sus países miembros, entre los que hay división acerca de si conviene mandar material militar al bando sublevado contra Muamar el Gadafi. La Alianza Atlántica asumió ayer el mando completo de todas las operaciones internacionales en Libia e insistió en su objetivo de aplicar con neutralidad la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que, según el presidente del Comité Militar aliado, almirante Giampaolo Di Paola, harán de forma neutral.

La OTAN va a defender a «todos los civiles» de Libia, indicó Di Paola en una conferencia de prensa en la que afirmó que no toman parte en el conflicto, si bien no dejó de recalcar que los ataques contra los civiles y las zonas pobladas «han venido de un lado, el de Gadafi». Su afirmación llegó en medio del debate interno en la Alianza acerca de si conviene o no armar a lo rebeldes libios ante la nueva contraofensiva de las fuerzas de Gadafi, una idea de la que son partidarios países como Estados Unidos y el Reino Unido, pero a la que se oponen otros miembros de la OTAN, como Bélgica.

El secretario general aliado, Anders Fogh Ramsussen, se mostró tajantemente en contra de enviar equipo militar a los rebeldes, al subrayar que la OTAN opera en Libia «para proteger a los civiles, no para armarlos». «Nos vamos a centrar en aplicar el embargo de armas (dictado por la resolución), una decisión que afecta a todas las partes implicadas en el conflicto», explicó el secretario general de la Alianza en una rueda de prensa en Estocolmo.

Posición española

España considera que la entrega de armas a los rebeldes requeriría la aprobación de una nueva resolución de la ONU que levantara el actual embargo, el cual se aplica tanto al régimen de Gadafi como a los milicianos, según dijo la ministra española de Exteriores, Trinidad Jiménez.

Además, la OTAN dijo ayer que investigará un bombardeo sobre Trípoli que habría causado el miércoles al menos cuarenta muertos y fue denunciado por el vicario apostólico de la capital libia, el obispo Giovanni Innocenzo Martinelli. «Conocemos esa información. La investigación verá si fuerzas de la OTAN estuvieron o no implicadas en ese incidente», señaló el responsable de la operación «Protector Unificado» de la organización, el general Charles Bouchard.