El primer ministro tunecino, Mohamed Ghannouchi (derecha), recibió ayer al dirigente local de la oposición Ahmed Nejib Chebbi, una de las figuras más críticas con el ya ex presidente. | Efe

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El nuevo presidente interino de Túnez, Fued Mebaza, prometió ayer crear un Gobierno de «unidad nacional» para abordar un proceso de transición en el que nadie será excluido, mientras el país permanece bajo tensión y con dudas sobre la capacidad de las autoridades para controlar la situación.

Los disturbios y saqueos volvieron a reproducirse ayer en la capital y varias regiones, aunque diversas fuentes atribuyeron la mayoría de los incidentes a milicias y partidarios del régimen del huido presidente, Zine el Abidine Ben Alí, en un intento de desestabilizar el proceso de transición.

El Consejo Constitucional anunció ayer la designación del presidente del Parlamento, Fued Mebaza, como nuevo presidente interino del país, descartando así cualquier posibilidad de un regreso al poder de Ben Alí.

Vacío de poder

El Consejo proclamó un «vacío de poder» y nombró a Mebaza presidente interino en sustitución del primer ministro, Mohamed Ghanuchi, que el viernes había asumido la jefatura del Estado.

El período que fija la Constitución para esa presidencia interina es de 45 días como mínimo y 60 días como máximo, tras el cual deben convocarse elecciones presidenciales, a las que no podrá presentarse el mandatario interino.

El artículo 56 por el que Ghanuchi asumió el viernes la presidencia interina sólo habla de «caso de impedimento provisional del presidente», por lo que si el primer ministro hubiese permanecido en el puesto, quedaba abierta la posibilidad de un regreso al poder de Ben Alí.

«El interés superior del país es la formación de un Gobierno de unidad nacional», dijo Mebaza durante su juramento como presidente, y encargó a Ghanuchi, a quien confirmó como primer ministro, la formación de ese nuevo Ejecutivo. Asimismo, prometió defender el pluralismo y la democracia y juró fidelidad a los principios de la Constitución.

Aunque el estado de excepción continuó vigente, el espacio aéreo tunecino y todos los aeropuertos del país, que se habían cerrado el viernes, se abrieron ayer de nuevo al tráfico aéreo.

Sin embargo, los transportes públicos, como trenes o autobuses, no funcionaron y la estación ferroviaria de Túnez fue parcialmente incendiada por grupos desconocidos.

El Ejército tomó las calles del centro de la capital y varios tanques se apostaron al comienzo de la avenida Habib Burguiba, aunque en algunos barrios, especialmente en el extrarradio de Túnez, la presencia militar fue menor y las fuerzas del orden se vieron desbordadas por los incidentes.

Varios hipermercados, comercios y concesionarios automovilísticos fueron incendiados en la capital y su periferia, donde se escucharon disparos aislados.

Pero los sucesos más graves ocurrieron en Monastir, en el centro este del país, donde al menos 42 personas murieron decenas de personas murieron en el incendio de una prisión.