Las dos mujeres que acusan a Julian Assange de delitos sexuales en Suecia no están relacionadas con ningún complot político contra el fundador de Wikileaks, ha explicado su abogado, Claes Börgstrom (en la fotografía). «Ni con el caso Wikileaks ni con la CIA». | Efe

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La primera guerra de la era de la información, es decir, ataques y contraataques múltiples a favor y en contra de WikiLeaks a través de internet, se ha puesto en marcha mediante un ejército de ciberpiratas voluntarios.

La «Operación Vengar Assange» organizada por ciberpiratas a raíz del cerco aplicado a WikiLeaks y su creador, Julian Assange, consiguió ayer derribar parte de los sistemas informáticos de Mastercard, prueba del poder de la movilización espontánea a través de internet.

En el canal de IRC (Internet Relay Chat) desde el que se está dirigiendo el ataque contra Mastercard, el moderador ha establecido como título «Operación Payback. Objetivo: www.mastercard.com. Hay algunas cosas que WikiLeaks no puede hacer. Para lo demás está la Operación Payback».

Mientras, otros usuarios del canal informaban del progreso del ataque con mensajes sobre el estado de las operaciones de Mastercard en países tan distantes como Suecia, Sri Lanka o México o sobre la evolución de las acciones de la compañía de tarjetas de crédito en la Bolsa de Nueva York.

«La primera guerra de la información ha empezado. Envía por Twitter y coloca esto en cualquier lugar», proclamaba uno de los ciberpiratas.


Presiones

El tema es que la Embajada de Estados Unidos en Moscú advirtió en febrero de este año al Gobierno de Barack Obama de que la nueva ley de tarjetas de crédito en Rusia supondría una «desventaja» para las empresas estadounidenses y pidió a Washington que intercediese en favor de Visa y Mastercard, según un cable filtrado ayer por Wikileaks.

Ambas empresas de tarjetas han frenado los pagos a Wikileaks, que comenzó hace más de una semana a filtrar más de 250.000 documentos del Departamento de Estado norteamericano. Visa y Mastercard consideran que la web realiza una actividad ilegal y se han desvinculado de las donaciones.

Mientras, El ministro sueco de Asuntos Exteriores, Carl Bildt, ha asegurado que no hay contactos con Washington sobre una posible extradición de Assange, una vez que concluya el proceso que tiene abierto en Estocolmo por delitos sexuales contra dos mujeres. El Gobierno australiano, por su parte, cambió de actitud y ofreció protección consular al fundador de Wikileaks, detenido en Londres y que ha acusado al Ejecutivo de Camberra de connivencia con Estados Unidos para «matar al mensajero».