Los negociadores de las naciones del G20 trabajaban ayer contrarreloj para consensuar el comunicado final que suscribirán los jefes de Estado y de Gobierno mañana, y que teóricamente debe permitir que los países cambien sus políticas para reducir la brecha que separa a los ricos de los emergentes.
Pero las posiciones están tan enrocadas, que la «guerra de las divisas» está provocando una campaña campal también en la mesa de negociación.
«El debate es tan acalorado -dijo ayer a la prensa uno de los portavoces de la cumbre, Kim Yoon-Kyung-, que cuando entré ayer en la habitación donde estaban reunidos, tuve que dejar la puerta abierta para que se enfriara el ambiente».
Discusión acalorada
«Era una sala pequeña, y había como 50 o 60 personas, pero todos estaban acalorados, y alguno incluso alzaba la voz», dijo el portavoz, quien explicó que la reunión de los negociadores se inició el martes a las 10 de la mañana y no acabó hasta la medianoche.
Lo mismo ocurrió con la negociación que abrieron los viceministros de economía, y que tampoco sirvió para llegar a un acercamiento. «Cada país tiene su posición, y de momento no quieren ceder», indicó Kim. Los negociadores y los viceministros retomaron ayer las conversaciones, pero la falta de acuerdo obligó a dejar «espacios en blanco» en el borrador del comunicado final.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, defenderá ante los países del G-20 la creación de empleo como prioridad en la lucha contra la crisis económica
Aunque no figura ente las cuestiones que destacó el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, el empleo será uno de los temas principales de la Cumbre, con la creación de puestos de trabajo como una prioridad en la lucha contra la crisis económica. En este sentido, España ha puesto especial énfasis en que esta cuestión sea de gran relevancia.
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