Una gran multitud se ha congregado frente a la Casa Rosada, donde se han instalado la capilla ardiente.

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Argentina se volcó ayer en la despedida del líder más importante de la década, el ex presidente Néstor Kirchner, un dirigente controvertido cuya muerte deja huérfano al peronismo y abre un inesperado y conflictivo panorama político.
Una multitud colapsó el centro de Buenos Aires para rendir homenaje al ex presidente, que será velado hasta primera hora de la tarde de hoy en la Casa Rosada antes de ser trasladado a su ciudad natal, Río Gallegos, para recibir sepultura.
«Fuerza Cristina, Gracias Néstor» fue la frase leída en los carteles de homenaje y más escuchada de boca de miles de personas que se acercaron hasta la sede del Gobierno, frente a la emblemática Plaza de Mayo.

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Banderas, carteles, fotografías, flores, pancartas... compusieron un improvisado mural en la verja de la Casa Rosada, en cuyo interior se velaban los restos de quien fue presidente argentino entre 2003 y 2007 y que ahora ocupaba los cargos de diputado, presidente del Partido Justicialista y secretario general de Unasur.
En la capilla ardiente, presidida por Cristina Fernández, arropada en todo momento por sus hijos, Máximo y Florencia, se reunieron familiares, amigos y miembros del gabinete para acompañar al féretro, cerrado y cubierto por una bandera, donde reposan los restos de Kirchner, fallecido el miércoles.
También los presidentes de Uruguay, José Mujica; Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera, y Ecuador, Rafael Correa, viajaron hasta Buenos Aires para acompañar a Cristina en el trance y despedir con honores al hombre elegido para liderar la Unión de Naciones Suramericanas.
Entre familiares y amigos, al lado de Cristina, otro de los mitos nacionales: Diego Armando Maradona, que vestido de un negro riguroso, se fundió en un abrazo con la presidenta al llegar al recinto.