El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, hace la V de la victoria tras pronunciar un discurso durante una concentración convocada por el grupo chií Hizbulá, en Bint Jbeil, al sur del Líbano. | Efe

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El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, advirtió ayer de que las «condiciones previas» exigidas por Irán deben constituir el cimiento del diálogo nuclear con Occidente, que, según dijo un portavoz europeo, se reanudará entre el 15 y el 18 de noviembre.

En un mitin celebrado ayer en la provincia noroccidental iraní de Ardabil, el mandatario exigió, asimismo, que los países que forman parte del denominado grupo 5+1 -integrado por los países miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania- «revelen su opinión sobre el programa nuclear israelí».

«El silencio sobre esta cuestión significaría que no respetan las normas del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y apoyan el programa de misiles nucleares israelí», afirmó. «Y eso significaría que no se sientan a dialogar ni racionalmente ni en son de paz. Deben aclarar si apuestan por el raciocinio y la ley o si prosiguen con las sanciones. Si quieren dialogar en son de paz o en son de guerra», agregó.

A este respecto, Ahmadineyad recordó que Irán «afrontará desde otro perspectiva el diálogo con cualquier país que muestre hostilidad» e insistió en que su país «no va a ceder ni una sola coma en sus derechos».

«La única alternativa»

«Negociar con Irán es la mejor opción para ellos. No tienen otra alternativa. Todas las otras vías están cerradas, y conocen este hecho muy bien», recalcó el presidente. «Piensan que pueden debilitar a la nación iraní a través de las sanciones y las amenazas, pero Irán les ha demostrado integridad y fortaleza», apostilló.

El sábado, el portavoz europeo Darren Ennis reveló que el diálogo nuclear con Irán -roto desde hace casi un año- se retomará entre el 15 y el 18 de noviembre, probablemente en Viena.

Gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos e Israel a la cabeza, acusa a Irán de ocultar, bajo su programa nuclear civil, otro de naturaleza clandestina y aplicaciones bélicas cuyo objetivo sería la adquisición de un arsenal atómico, alegación que Teherán refuta.

El régimen iraní desestimó en noviembre de 2009 una propuesta de Washington, Moscú y Londres para intercambiar su uranio al 3,5% por combustible nuclear para la planta de investigación que posee en la capital. Desde entonces, no ha habido negociaciones formales entre ambas partes.

En febrero de este año, Irán desoyó las advertencias de la comunidad internacional y comenzó a enriquecer uranio al 20 por ciento, lo que llevó a que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le impusiera nuevas sanciones.