El ministro español de Exteriores, Miguel Àngel Moratinos, abogó ayer en Jerusalén por «buscar vías» para que se mantenga el diálogo entre israelíes y palestinos antes de reunirse con el titular israelí de Defensa, Ehud Barak, y el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner. | Efe

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El Gobierno israelí aprobó ayer someter a votación en el Parlamento una polémica enmienda por la que cualquier persona no judía que se nacionalice israelí deberá jurar lealtad al país como «Estado judío y democrático».

La enmienda, promovida por el ministro de Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, y apadrinada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, fue aprobada en la sesión semanal del Gobierno por 22 votos a favor y 8 en contra. Los únicos que se opusieron fueron los seis ministros del Partido Laborista y los del Likud Dan Meridor y Beni Begin.

Democracia

Netanyahu comenzó la reunión pidiendo el voto favorable de todos los ministros porque la enmienda, dijo, «es la esencia del sionismo». «No hay otra democracia en Oriente Próximo y no hay otro estado judío en todo el mundo. Ésta es la base de nuestra existencia y todo aquél que quiera ser parte de nosotros debe reconocerlo», afirmó.

El cambio a dicha ley consiste en que, de ser aprobada por el legislativo, toda persona que solicite en el futuro la ciudadanía israelí fuera de la Ley del Retorno (la que permite que cualquier persona en cualquier parte del mundo con al menos un abuelo judío pueda establecerse en Israel y obtener la ciudadanía israelí) deberá jurar lealtad a Israel «como Estado judío y democrático».

La enmienda afectará en la práctica a varias decenas de miles de personas al año, la mitad de ellos palestinos de Cisjordania y Gaza que contraen matrimonio con los llamados árabes-israelíes, también palestinos pero que quedaron dentro de las fronteras reconocidas de Israel a partir de 1948 y tienen por tanto ciudadanía israelí.

La enmienda, que ha desatado una grave polémica en la opinión pública, es vista por los principales comentaristas como un 'caramelo' a Lieberman en momentos en que Netanyahu necesita su apoyo para una nueva moratoria en la construcción en las colonias judías en Cisjordania y frenar con ello el desplome del diálogo de paz con los palestinos.