Dos mujeres miembros de las fuerzas de seguridad vigilan a la prensa durante la ceremonia de inauguración. | Efe

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Irán arrancó ayer su primera central nuclear, Bushehr, construida por ingenieros rusos a orillas del golfo Pérsico.
El director de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, y el jefe de la corporación nuclear rusa Rosatom, Serguéi Kirienko, asistieron a la ceremonia oficial de puesta en marcha de la planta, que cuenta con el beneplácito del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

Irán y Rusia mantienen que Bushehr únicamente está destinada a generar electricidad y que sus instalaciones no pueden ser utilizadas con fines militares.

Salehi aseguró que era un día «histórico» e «inolvidable» para Irán y agradeció a Rusia su cooperación en la construcción de la planta y en la transferencia de tecnología nuclear.

Presiones y sanciones

«A pesar de todas las presiones y sanciones impuestas por los países occidentales, somos testigos del arranque del mayor símbolo de las actividades nucleares pacíficas iraníes», señaló Salehi durante la ceremonia de puesta en marcha física de la central.

Las 82 toneladas de combustible nuclear ruso fueron transportadas hasta la cámara del reactor de la central, que tiene 1.000 megavatios de potencia.

«A partir de ahora, el reactor es una central nuclear», dijo Kirienko.

Kirienko adelantó que las barras de combustible de uranio serán cargadas en el reactor en las próximas semanas y que la central comenzará a generar electricidad antes de finales de este año, varios meses antes de lo previsto inicialmente.

«El proyecto de Bushehr es único y no tiene análogos en el mundo. Las obras comenzaron en 1974. Los especialistas lograron erigir una central sobre cimientos antiguos y con equipos utilizados por la compañía alemana hace más de 30 años», dijo.

La compañía alemana Siemens comenzó las obras en 1974, pero tuvo que suspender el proyecto tras el estallido de la revolución iraní en el año 1979.

La corporación rusa Atomstroyexport reanudó la construcción tras firmar un contrato con Irán en febrero de 1998, pero desde entonces el proyecto se vio salpicado de numerosos retrasos, debido a las sospechas de la comunidad internacional sobre la existencia de un programa nuclear militar iraní.

Ante las críticas de Estados Unidos e Israel, Rosatom insiste en que las dos fases del ciclo nuclear de la planta que pueden ser utilizadas tanto con fines civiles como militares tienen lugar en territorio ruso.

Se trata del enriquecimiento de uranio y el reciclaje del combustible nuclear utilizado para el funcionamiento de la central iraní.