La primera dama estadounidense disfrutó de la ciudad rodeada de fuertes medidas de seguridad. | STRINGER/SPAIN

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La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y su hija Sasha pusieron fin a su visita a Granada con un recorrido por la Alhambra.

En su visita al palacio nazarí, madre e hija pudieron pasear por el Patio de los Arrayanes, el Patio de los Leones, las habitaciones de Washington Irving o ver a los leones restaurados, un proceso de remodelación en el que Michelle Obama puso especial atención, comentó el guía.

La presidenta del Patronato de la Alhambra y Generalife, María del Mar Villafranca, que no pudo participar en la visita junto con ella por las excepcionales medidas de seguridad, comentó que además se le hizo entrega de la nueva guía de la Alhambra en inglés.

Michelle Obama firmó antes en el libro de honor de la Alhambra agradeciendo la hospitalidad y la visita «que va a ser inolvidable», tuvo dos partes, una para Sasha y sus amigos y otra para los adultos.

Poco antes de las 22.00 horas concluyó la visita y madre e hija se subieron a los coches de seguridad que las transportaron para volver por carretera a Benahavís, donde disfrutan de unos días de vacaciones en un complejo hotelero de lujo.

Previamente a la visita a la Alhambra, la familia Obama ha cenado en el Parador Nacional de turismo de San Francisco, donde disfrutaron de unos aperitivos en la terraza con vistas al barrio granadino del Albaicín.

Entre estos aperitivos se encontraba jamón ibérico, queso, sopas frías como ajoblanco y salmorejo... Desde su llegada a Granada e las 15.10 horas, Michelle Obama y su hija completaron un recorrido turístico de unas siete horas por los principales enclaves culturales de la ciudad.

La primera parada de su recorrido fue la catedral granadina, aunque antes habían hecho un alto en el camino en la conocida heladería de Los Italianos , donde Michelle Obama tomó un helado de tres chocolates y su hija uno de stracciatella. Tras la visita a la catedral acudieron al barrio del Sacromonte para presenciar un espectáculo flamenco, donde Michelle Obama tocó las palmas al son de una zambra representada por el bailaor Juan Andrés Maya y su familia en una tradicional cueva.