El presidente del Bundestag (parlamento) alemán, Norbert Lammert (i), la canciller alemana, Angela Merkel (c-i), el presidente alemán, Christian Wulff (2-d), su mujer Bettina (c) y la primera ministra del "Land" alemán de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraftuna, asisten a una ceremonia en la Iglesia del Salvador en memoria de las 21 personas que murieron el fin de semana pasado en una estampida humana durante un festival musical. | Efe

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Las banderas ondean a media asta en Duisburgo, donde a las 11 horas de esta mañana ha comenzado el funeral por las 21 víctimas, entre ellas dos estudiantes catalanas, de la avalancha humana ocurrida hace una semana en el festival de música Love Parade, celebrado en esta ciudad de la región de Renania del Norte-Westfalia.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha regresado de sus vacaciones de verano para asistir al funeral que se celebra en la Iglesia del Salvador, donde 600 familiares y amigos se han reunido para recordar a los fallecidos, mientras miles de personas que siguen el responso en el exterior de la iglesia y en el estadio de fútbol de la ciudad, y millones de alemanes están pendiente de su retransmisión en todo el país.

Quince minutos antes del inicio del funeral, las campanas de las iglesias de Duisburgo, así como de las ciudades más próximas, han tañido en recordatorio de la tragedia.

El funeral transcurre en medio de la indignación de algunos de los familiares después de que el alcalde de la ciudad, Adolf Sauerland, decidiera no acudir a las exequias por temor a encender los ánimos de los asistentes.

Sauerland ha sido señalado como uno de los principales responsables de la tragedia al ignorar las advertencias recibidas por las fuerzas de seguridad y bomberos de la ciudad sobre los peligros que comportaba celebrar un evento tan multitudinario en un espacio tan reducido. Por ello, ha sido objeto de numerosas amenazas de muerte en los últimos días.

El ministro del Interior regional, Ralf Jaeger, ha aplaudido los esfuerzos de la Fiscalía alemana para resolver si el incidente se debió a una negligencia criminal. Para el ministro, «hay una responsabilidad política y moral». En su opinión, Sauerland debería responder «rápidamente» la cuestión de la responsabilidad moral.

Jaeger, que presentó el pasado miércoles los primeros datos de la investigación preliminar, recordó que éstos muestran que el Ayuntamiento aprobó los planes de seguridad de la organización del festival pese a que los accesos eran «mucho más pequeños y estrechos» de lo estipulado legalmente. «Esto será un problema para la ciudad de Duisburgo, ya que avaló» estos planes.

No obstante, reconoció que los principales responsables son los organizadores, ya que no cumplieron con sus planes y permitieron que el túnel de acceso y la rampa se bloquearan al no aplicar sus medidas previstas para que los asistentes siguieran avanzando hacia la explanada principal. Esta concentración de personas en la entrada fue la que provocó la estampida hacia una escalera de salida, donde murieron las víctimas aplastadas y asfixiadas.