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El juez Baltasar Garzón lanzó ayer en Buenos Aires un alegato en favor de la aplicación de la Justicia universal y de la lucha contra el olvido durante un emotivo homenaje patrocinado por organizaciones de Derechos Humanos de Argentina.

«La Justicia universal debe equilibrar, proteger y fortalecer la democracia en cada uno de nuestros países», dijo Garzón durante una breve intervención en la antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro de detenciones clandestinas de la dictadura argentina (1976-1983), donde recibió el homenaje.

Garzón apuntó que, durante años, España vivió «la ley del silencio, de la impunidad» bajo la dictadura, y la democracia abrió cauces pero «con un olvido permanente de las víctimas». «No puede un país construirse sobre el olvido, la falta de memoria, sobre el reconocimiento de aquello que ha marcado su historia», afirmó.

Liderazgo perdido

«Las víctimas merecen una respuesta, una protección que se debe dar desde la Justicia», insistió el magistrado, que lamentó que tras la polémica legal surgida sobre la investigación de delitos cometidos bajo el régimen franquista (1939-1975), España «ha perdido de forma gratuita» la posición que había logrado en materia de defensa de los Derechos Humanos con los juicios contra represores de terceros países.

«No se quebranta una sociedad, no se quebranta un pueblo por el hecho de que se aplique la Justicia», continuó Garzón, que dijo sentirse «bien tranquilo» con su actuación como juez.

Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de Argentina, agradeció a Garzón la apertura de procesos que terminaron por impulsar la derogación de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida. «Ese camino significó para nosotros la constatación de que no todo estaba perdido, que había una justicia aunque sea fuera de nuestro país», explicó Duhalde.

Garzón participo en el homenaje a las víctimas del atentado contra la Asociación Mutual Judía perpetrado en Buenos Aires 1994, que dejó 85 muertos.