La canciller alemana, Angela Merkel (2i), estrecha la mano del candidato de la coalición que dirige, Christian Wulff (i). | Reuters - WOLFGANG KUMM

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Un total de 625 de los 1.242 miembros de la Asamblea Federal presentes en el último escrutinio dieron su voto a Wulff, mientras su rival, el independiente Joachim Gauck, propuesto por la oposición socialdemócrata y verde, consiguió 494 apoyos, anunció el presidente de la cámara, Norbert Lammert.
El candidato de la coalición que dirige la canciller, Angela Merkel, falló estrepitosamente en las dos primeras votaciones, ante las manifiestas disidencias en las filas de los partidos en el Gobierno, que contaban teóricamente con una mayoría de 21 votos para imponer a Wulff ya en primera vuelta.
Respaldo «teórico»
Pero un total de 44 representantes de los partidos de la coalición de Merkel -cristianodemócratas (CDU), socialcristianos bávaros (CSU) y liberales (FDP)- negaron su respaldo a Wulff en la primera votación, 29 en la segunda y 19 en la tercera, pese a que esas formaciones contaban desde el comienzo con una teórica mayoría de 21 votos para imponer a su candidato desde el principio.
Las disidencias son una prueba patente de la crisis interna que padece la coalición alemana, sumida en polémicas sobre el programa de Gobierno en aspectos que van de las finanzas a la reforma sanitaria, desde su formación tras las elecciones legislativas del pasado septiembre.
La canciller alemana hizo un llamamiento a la unidad y advirtió sobre las consecuencias para la coalición de Gobierno de un nuevo fracaso de Wulff, en una reunión previa a la tercera votación con los representantes de CDU, CSU y FDP.
La tercera vuelta de la elección presidencial fue un duelo entre Wulff y Gauck, tras la retirada de los candidatos por parte del partido de La Izquierda, que presentaba a la periodista Lukretia Jochimsen, y el ultraderechista Partido Nacionaldemócrata Alemán (NPD), que concurría con el cantautor neonazi Frank Rennikke.
Socialdemócratas y verdes hicieron, con vistas a la tercera votación, un llamamiento a La Izquierda y la disidencia en las filas de los partidos del Gobierno para que dieran su voto a Gauck, el candidato independiente que además contaba, según todas las encuestas, con el mayor respaldo popular.