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El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ha dicho que el general al mando de las tropas de la OTAN y de EEUU en Afganistán, Stanley McChrystal, «ha cometido un tremendo error» y que hoy en el encuentro que mantendrá con Obama tendrá la ocasión de explicar los comentarios que hizo en una entrevista.

McChrystal ha sido convocado de urgencia a Washington para participar en diversas reuniones en el Pentágono y en el encuentro mensual sobre Afganistán en la Casa Blanca, donde deberá dar explicaciones sobre sus comentarios.

Las críticas del general se incluyen en un artículo de la revista «Rolling Stone» que ha levantado ampollas antes incluso de su publicación hoy en Internet y que ha obligado al propio McChrystal a pedir disculpas públicamente.

En su rueda de prensa diaria, Gibbs se limitó a indicar que hay que «esperar y ver el resultado de ese encuentro» sobre Afganistán en la Casa Blanca, en un indicio de que el general podría ser relevado.

«La magnitud y la gravedad de este error son profundas», insistió el portavoz presidencial.

Obama, agregó Gibbs, leyó la entrevista que publicó hoy la revista «Rolling Stone» en su página de Internet y, según indicó, «si le hubieran visto hubieran sabido que estaba furioso».

El secretario de Defensa, Robert Gates -quien apoyó en su día el nombramiento y la estrategia en Afganistán de McChrystal-, ha calificado también las declaraciones del alto mando como «una equivocación importante».

En un comunicado, Gates apunta que en Afganistán «combatimos una guerra contra la red Al Qaeda y sus aliados extremistas. Debemos cumplir esa misión unidos».

El general, que lleva un año al mando de las tropas en Afganistán, emitió un comunicado el pasado lunes en el que pedía disculpas públicamente por sus comentarios, en los que critica duramente al enviado especial de EEUU para Afganistán, Richard Holbrooke, y deja malparado al embajador en Kabul, Karl Eikenberry.

Asimismo, algunos de sus asesores se refieren en la entrevista con pullas hacia el vicepresidente, Joe Biden.

Funcionarios del Pentágono han indicado que ya ha presentado su dimisión un asesor de comunicaciones de McChrystal.

Escándalo

El escándalo ha saltado a la luz en un momento complicado para la Casa Blanca, que se encuentra inmersa en una campaña para persuadir al público estadounidense de que actúa con eficacia contra el vertido de petróleo en el golfo de México.

Al mismo tiempo, la Casa Blanca debe hacer frente también a dudas crecientes sobre la marcha de la guerra en Afganistán, donde la ofensiva de comienzos de año en la región de Marja no ha dado tantos frutos como se esperaba y se retrasa la ofensiva contra el feudo talibán de Kandahar.

El artículo no hace sino ahondar en lo que ya era «vox populi» acerca de desacuerdos internos en el Gobierno de EEUU sobre Afganistán, donde Obama ha cuadruplicado la presencia militar estadounidense desde su llegada al poder hace un año y medio.

La estrategia para ese país aprobada el pasado noviembre por Obama, tras un largo proceso de debate interno en la Casa Blanca, se hacía eco en buena medida de las peticiones de McChrystal, que había solicitado decenas de miles de refuerzos, y prevé que a mediados del año próximo pudiera comenzar la retirada.

McChrystal prevaleció frente a las opiniones de otros altos funcionarios, como el vicepresidente Joe Biden, más partidarios de reducir la presencia militar.

Aunque Obama respaldó al general, los dos hombres nunca han congeniado en exceso. Según han publicado medios estadounidenses, en el proceso de debate de la estrategia, el presidente reprochó entonces al general que reclamara refuerzos de manera excesivamente pública.

En el artículo que publica «Rolling Stone», McChrystal se muestra muy crítico contra el enviado especial estadounidense para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, al que describe como un «animal herido» y del que afirma que teme hasta leer sus correos electrónicos.

El general también se declara «traicionado» por la filtración el año pasado de un cable diplomático clasificado escrito por el embajador de EEUU en Kabul, Karl Eikenberry, que expresa dudas sobre la conveniencia de reforzar con más soldados al desprestigiado Gobierno afgano

Aún más despectivos son los comentarios que, según el artículo, profieren otros asesores del general, que describen al consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, James Jones, como «un payaso» que «se ha quedado en 1985».

Uno de estos asesores también alude al vicepresidente Biden como «Bite Me» ("Muérdeme").