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Mientras los líderes locales kirguises y uzbekos tratan de llegar a un acuerdo para poner fin a la ola de violencia étnica que se ha cobrado al menos 124 vidas en el sur de Kirguizistán, más de 75.000 uzbekos buscan refugio en el vecino Uzbekistán.
El vicepresidente del Ejecutivo kirguís, Azimbek Beknazárov, señaló que en Jalal-Abad las partes llegaron a un acuerdo para poner fin al conflicto, entregar las armas y organizar patrullas conjuntas de policía y voluntarios de las comunidades locales para evitar nuevos choques.
Por otra parte, explicó que había visitado la frontera entre Kirguizistán y Uzbekistán, donde se concentra un gran número de refugiados uzbekos huidos de las zonas en conflicto, según la agencia rusa Interfax.
«Invité a esas personas a que regresaran a sus casas, pero me dijeron que sus viviendas habían sido pasto de las llamas, por lo que se organizarán campos de refugiados con tiendas de campaña para acoger a esa gente», indicó en la misma línea que hizo ya horas antes el defensor del pueblo kirguís, Tursunbek Akun.
Emergencia
El Ministerio de Situaciones de Emergencia de Uzbekistán informó de que unos 60.000 refugiados se encuentran ya en la región uzbeka de Andiyán, donde se han habilitados campos con personal médico para acoger a la gente que ha huido del país vecino, mientras sigue llegando más gente a la frontera, según la agencia Kazinform.
Se calcula que más de 75.000 uzbekos han huido de los enfrentamientos étnicos en el sur de Kirguizistán.
Según el Ministerio de Situaciones de Emergencia, muchos de los refugiados que llegan a la frontera, entre los que hay principalmente mujeres, ancianos y niños, necesitan ayuda médica urgente.