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Al menos 45 personas han muerto y 632 han resultado heridas en los enfrentamientos que se produjeron entre este jueves y ayer en Osh, la segunda ciudad más importante de Kirguistán, en el peor brote de violencia en este país desde que Kurmanbek Bakiyev fue derrocado como presidente tras la movilización popular de principios de abril.
La presidenta del Gobierno interino, Rosa Otunbayeva, reconoció que los disturbios son el resultado de un conflicto étnico entre kirguises y uzbekos.
El último balance de víctimas lo proporcionó el Ministerio de Sanidad, que precisó, según la agencia Reuters, que 406 heridos han sido hospitalizados. Un portavoz del Ejecutivo interino, Farid Niyazov, dijo que la madrugada del jueves las autoridades decretaron el estado de emergencia, impusieron el toque de queda y enviaron vehículos blindados a Osh (sur del país), donde el jueves varios grupos de jóvenes rompieron ventanas, saquearan comercios y prendieron fuego a coches. En los disturbios participaron, según Niyazov, entre 1.000 y 3.000 jóvenes.
Revuelta popular
La presidenta del Gobierno interino reconoció que los disturbios de Osh son el resultado de un conflicto étnico entre kirguises y uzbekos.
«Seamos conscientes de que es un conflicto entre dos etnias. Necesitamos fuerzas y recursos para frenar y enfriar a la muchedumbre», declaró Otunbayeva, citada por la agencia rusa RIA Novosti.