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El presidente de Alemania, Horst Kohler, anunció ayer inesperadamente su dimisión como máximo mandatario del país para sorpresa de los ciudadanos y del Gobierno que encabeza la canciller, Angela Merkel, por la polémica generada acerca de unas declaraciones suyas sobre el Ejército federal en Afganistán.
Durante el regreso de una visita sorpresa a Afganistán, Kohler señaló la semana pasada que un país como Alemania, «con su orientación al comercio exterior y con ello a la dependencia del comercio exterior, debe saber que, en caso de duda, las intervenciones militares son necesarias para defender nuestros intereses».
Las palabras del noveno presidente alemán federal, que posteriormente matizó asegurando que se refería a la lucha contra la piratería en las costas de Somalia, dieron lugar a interpretaciones, como la de que justificaba las guerras económicas y por motivos comerciales, con una avalancha de críticas por parte de la prensa.
Falta de respeto
Acompañado por su esposa, Eva Luise, en el Palacio de Bellevue, el hasta ayer jefe del Estado alemán comunicó manifiestamente dolido su dimisión «con efectos inmediatos» por la errónea interpretación de sus palabras y la «falta de respeto» en las críticas hacia su persona como máxima autoridad del país.
«Las críticas han ido hasta el punto de asegurar que yo defiendo intervenciones del Bundeswehr (Ejército Federal) que no están cubiertas por la Ley Fundamental. Esas críticas carecen de toda justificación. Y hacen echar en falta el debido respeto a mi cargo», dijo Kohler.
«Lamento que mis declaraciones hayan conducido a un malentendido», añadió el ya presidente saliente de Alemania, quien agradeció el apoyo ciudadano recibido durante los últimos años y pidió «comprensión» para la decisión tomada.
Horst Kohler, quien fue reelegido presidente de Alemania en 2009 para un segundo periodo de cinco años, señaló que había comunicado su decisión al presidente de turno del Bundesrat (cámara alta o territorial alemana), el socialdemócrata Jens Bohrnsen, quien asumirá la jefatura del Estado interinamente.
La dimisión de Kohler, que accedió al cargo en 2004 con el apoyo de los partidos actualmente en el Gobierno, supone un duro revés para la coalición que dirige Merkel, en un momento de tensiones entre las formaciones de la Unión (CDU/CSU) de la canciller y los liberales (FDP) de su titular de Exteriores, Guido Westerwelle.