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El ministro británico de Economía, George Osborne, presentó ayer el plan de recortes del gasto público del nuevo Gobierno para reducir en 6.250 millones de libras (unos 7.125 millones de euros) el abultado déficit del país. Los recortes han afectado especialmente al área de informática del Gobierno, así como a los capítulos relativos viajes de funcionarios públicos, ayudas financieras para los recién nacidos y a los asesores externos financiados por la Administración pública, así como a los ministerios de Educación, Transporte y Trabajo y Pensiones.
Junto al titular del Tesoro, el liberaldemócrata David Laws, el titular de Economía detalló las áreas que resultarán afectadas por las medidas, que consideró esenciales para asegurar la recuperación económica, proteger empleos y mantener bajos los tipos de interés.
Primer paso
Este es el primer paso que da el nuevo Gobierno de coalición entre conservadores y liberaldemócratas destinado a bajar el déficit público -estimado en 156.000 millones de libras (177.840 millones de euros)- en los próximos cinco años. Quedará suprimida a partir del próximo mes de enero la apertura de una cuenta bancaria para los recién nacidos con una contribución gubernamental de 250 libras (285 euros), una de las medidas más populares del anterior Gobierno laborista.
Asimismo, se congelará la oferta de empleo público, excepto en áreas clave, y el Tesoro deberá aprobar todo los salarios que superen el del Primer Ministro, que ya ha sido recortado. Además, gran parte del Gobierno perderá sus vehículos oficiales y tendrán que viajar en transporte público o en la flota del Gobierno. En esta línea, se prohibirá también a los funcionarios viajar en primer clase. El recorte en pagos a consultores y viajes permitirá un ahorro de 1.337 millones de euros.