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Tras una larga noche de ardua y compleja negociación, Brasil y Turquía lograron ayer arrancar un compromiso a Irán para que intercambie su uranio en el exterior y se abra así la puerta a una solución dialogada del conflicto en torno a su programa nuclear.
El acuerdo fue sellado a primera hora de la mañana en el centro de convenciones de Velenyak, en el norte de Teherán, durante un desayuno de trabajo que compartieron el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, su colega brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva y el primer ministro turco, Recep Tayeb Erdogan.
El documento apenas introduce cambios respecto al propuesto por las grandes potencias el pasado noviembre, pero fue presentado como una victoria de los llamados países emergentes, pues en opinión de sus promotores deja sin fundamento la imposición de nuevas sanciones.
«Naturalmente, este acuerdo que hemos firmado hoy -ayer- no responde a todas las cuestiones, pero sirve de condición previa para proseguir con las negociaciones», explicó en rueda de prensa el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Celso Amorim.
Sin sanciones
«Tenemos un puerta de salida que, en nuestra opinión, no deja espacio alguno, si antes lo hubo, a las sanciones o al camino hacia las sanciones. Es la senda de la paz, es la senda de la negociación, es el camino del diálogo y somos muy felices por ello», agregó.
De acuerdo con la declaración leída por el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manoucher Mottaki, Irán ha aceptado la idea de enviar a Turquía su uranio al 3,5 por ciento, a cambio de recibir en el plazo de un año 120 kilogramos de uranio enriquecido al 20 por ciento.
En esta línea, Irán remitirá a lo largo de la presente semana una carta al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) con los detalles de la nueva oferta.
En caso de que sea aceptada, el régimen iraní se compromete a enviar en un mes 1.200 kilogramos de uranio al 3,5 por ciento a Turquía, donde quedarán bajo custodia del país anfitrión, de Irán y del propio OIEA.