Un grupo de manifestantes lanzan adoquines contra los antidisturbios frente al Parlamento. | Efe - ORESTIS PANAGIOTOU

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La crisis griega se agravó ayer con la muerte de tres personas durante las masivas manifestaciones celebradas en Atenas durante la huelga general convocada en el país contra las duras medidas de austeridad aprobadas por el Gobierno.
Las tres muertes se produjeron a raíz del incendio de una sucursal bancaria de la capital ateniense, posiblemente causado por un cóctel molotov, que también fue el origen de las lesiones de extrema gravedad que sufrió una cuarta persona, que se arrojó desde un balcón para huir de las llamas.
Los fallecidos son dos mujeres y un hombre, empleados de la filial bancaria Marfin Eganatia Bank de una céntrica calle adyacente a la plaza de Sintagma, que trataban de escapar del fuego y que se asfixiaron al refugiarse en una planta superior del edificio.
A raíz de la huelga quedó paralizado el tráfico aéreo, marítimo y ferroviario, mientras que el tren metropolitano de Atenas funcionó sólo para ir a las protestas, a las que acudieron unas 100.000 personas.
Ayuda a la estabilidad
El director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, expresó ayer su apoyo a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de aceptar bonos griegos sin importar la calificación que les den las agencias de riesgo. «Acogemos muy positivamente el anuncio del BCE, en el contexto del programa sólido de ajuste de Grecia», agregó. La decisión «dará un apoyo importante al programa al ayudar a mantener la estabilidad financiera», destacó.
Sin la liquidez del BCE los expertos creen que el sistema financiero griego se habría hundido, pues los clientes de los bancos podrían acudir en masa a las puertas de las sucursales para reclamar sus depósitos por miedo a perderlos.