El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saluda a un grupo de simpatizantes. | Efe - DAVIS TURNER

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El portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs manifestó ayer el malestar de la Administración estadounidense provocado por las recientes declaraciones del presidente afgano, Hamid Karzai, quien aseguró el jueves que los países occidentales estaban intentando debilitarle e insinuó que un país en concreto era el responsable directo del fraude registrado en las polémicas elecciones presidenciales del 29 de agosto del pasado año.
«Obviamente algunos de los comentarios del presidente Karzai son molestas. Han provocado una preocupación auténtica y genuina», afirmó Gibbs en declaraciones a los medios de comunicación. «Esperamos que haya una aclaración sobre la naturaleza de sus declaraciones por parte del presidente Karzai», dijo.
Viaje sorpresa
El pasado domingo, Barack Obama, realizó un viaje sorpresa a Afganistán que duró seis horas y que le sirvió para visitar a las tropas estadounidenses desplegadas en el país y para entrevistarse con dirigentes como el propio Karzai. «Y pienso que el presidente (Obama) fue bastante claro con el presidente Karzai sobre la necesidad de adoptar medidas para mejorar su Gobierno y luchar contra la corrupción para encarar los problemas que afrontamos allí», apuntó Gibbs.
Karzai afirmó el jueves que en Afganistán las elecciones «no sólo están amenazadas por el terrorismo» sino también por «una ingerencia generalizada de los extranjeros». «Algunas embajadas intentan sobornar a los miembros de la Comisión», denunció. En sus duras declaraciones Karzai mencionó a Peter Galbraith, ex enviado especial adjunto de la ONU para Afganistán, que fue destituido por criticar que la misión de la ONU estaba haciendo la vista gorda con el fraude, y al general francés Philippe Morillon, jefe de la misión de observación electoral de la UE.