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El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió ayer a su homólogo afgano, Hamid Karzai, que intensifique las medidas contra la corrupción y el tráfico de drogas en Afganistán durante su primera visita al país desde su elección presidencial. Obama aterrizó a las 19.25 horas locales (las 16.55 hora española) en el aeropuerto de la base estadounidense de Bagram, cercana a Kabul, en una visita tan sorpresiva que el presidente afgano apenas fue avisado con media hora de antelación, según dijo una fuente del Palacio Presidencial, aunque la parte visitante aseguró que lo sabía desde el pasado jueves.
Desde allí, Obama viajó en helicóptero a la capital, donde se reunió de inmediato con Karzai en el Palacio Presidencial bajo un férreo dispositivo de seguridad.
El mandatario estadounidense alabó el progreso militar logrado hasta ahora en Afganistán, pero añadió a Karzai que Estados Unidos también quiere ver que se siguen «haciendo progresos en el proceso civil», para mencionar áreas como la gobernación, la corrupción y el imperio de la ley.
Invitación
Al tiempo invitó a Karzai a visitar Washington, lo que sucederá el próximo 12 de mayo, según precisó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. Karzai expresó la gratitud de los afganos por la ayuda recibida de EEUU en los últimos ocho años.
Tras cenar con Karzai, Obama regresó a la base de Bagram, donde arengó a los oficiales y soldados de EEUU. «Esta no fue una guerra elegida. Fuimos atacados el 11 de septiembre. Al Qaeda todavía tiene bases, conspira contra nuestra patria. Si los talibanes vuelven al poder, Al Qaeda podrá tener operaciones y habrá vidas estadounidenses en juego», proclamó.
Primero ronco y luego más decidido, Obama inició su discurso al grito de «¡Vamos Bagram!», ante grupos de soldados que grababan su arenga en sus teléfonos móviles y le escuchaban repetir que los afganos deben terminar asumiendo el control de la seguridad de su propio país. A fines del 2009, Obama decidió un refuerzo de 30.000 soldados estadounidenses con vistas a revertir el fortalecimiento progresivo de los insurgentes talibanes.
Pero el presidente puso 2011 como año del inicio de la retirada de tropas, al tiempo que Karzai se ha comprometido a que sea su Ejército el que, en el plazo de cinco años de su mandato, asuma el control de la seguridad del país, ahora fundamentalmente a cargo de 140.000 soldados extranjeros.