Tunel en el glaciar Perito Moreno en Argentina. | Reuters

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Los responsables de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), uno de los centros académicos de más prestigio en el campo del cambio climático, ocultaron errores en la recopilación de datos que fueron clave para cimentar la teoría de la influencia humana en el calentamiento global de la atmósfera.

Así lo informa hoy el diario británico «The Guardian», que vuelve a poner en el centro de la polémica al profesor Phil Jones, el responsable de la Unidad de Cambio Climático (CRU) de la citada Universidad, en torno a la que se generó el llamado «Climagate» en vísperas de la cumbre de Copenhague el pasado mes de diciembre.

Entonces, el robo de una serie de correos electrónicos a Jones reveló, según los escépticos sobre el cambio climático, que se ocultó información al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) para no sembrar dudas acerca del efecto del dióxido de carbono (CO2) en la temperatura del planeta.

Lo que «The Guardian» añade ahora es que miles de correos electrónicos y documentos de la Universidad que también fueron pirateados demuestran que una serie de mediciones de temperaturas tomadas en estaciones meteorológicas en China contenían graves errores que fueron ocultados de manera intencionada.

Según esta información, Jones no difundió los errores cometidos por unos de sus colaboradores, el profesor Wei-Chyung Wang, de la Universidad de Albany (EEUU), pese a que otros colegas le advirtieron de que «había metido la pata».

Estos supuestos intentos de ocultar errores en los datos sobre temperatura en China demuestran, según el diario británico, la relación entre el «Climagate» y el IPCC, ya que un estudio basado en esas mediciones defectuosas sirvió para que este organismo de la ONU advirtiera de los peligros inmediatos del cambio climático.

La información llega en un momento delicado para el IPCC, acusado también recientemente de no haber comprobado con el debido rigor los datos de una investigación que pronosticaba que todos glaciares de la cordillera del Himalaya se derretirían para el año 2035.

«The Guardian» denuncia que la Universidad de East Anglia ha rechazado sistemáticamente las peticiones de difundir los documentos elaborados por la Unidad de Cambio Climático que dirigió Jones hasta diciembre.

Los datos en cuestión son una serie histórica recogida en estaciones meteorológicas en China sobre las variaciones de temperatura en el último medio siglo y aparecieron por primera vez publicados en la revista científica «Nature», y fueron utilizados por el IPCC como uno de los elementos clave de su hipótesis.

La mitad de las estaciones estaban situadas en enclaves rurales y la otra mitad en enclaves urbanos, y la conclusión del estudio publicado en 1990 fue que el aumento de las temperaturas registrado en China era consecuencia de un fenómeno global de cambio climático y no del calentamiento producido por las ciudades.

El IPCC se basó en estos datos para concluir en su informe de 2007 que la influencia de las grandes aglomeraciones urbanas en el aumento de la temperatura de la atmósfera es escasa.

Lo que revelan también los correos electrónicos a los que ha tenido acceso «The Guardian» es que el ex director de la Unidad de Cambio Climático de la Universidad de East Anglia Tom Wigley albergó serias dudas acerca del fundamento científico del estudio, que marcó un antes y un después en la teoría del cambio climático.

En uno de los correos enviados en aquella época, Wigley le preguntaba a Jones: «*Confías plenamente en W-CW (Wang). Por qué, por qué y por qué no lo dijisteis al principio (que hubo errores en el proceso de registrar los cambios de temperatura)?».

El ministro británico de Medio Ambiente, Ed Miliband, quiso salir al paso de la polémica este domingo en declaraciones a «The Observer», en las que alertó contra los «cantos de sirena» de quienes niegan que el cambio climático sea una realidad.

«Creo que es un error que cuando se comete una equivocación ésta sea aprovechada de algún modo para socavar una evidencia abrumadora»,