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El empresario conservador, Sebastián Piñera, recuperó el poder para la derecha en Chile por primera vez desde que se instauró la democracia en 1990 con el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, al imponerse en las elecciones candidato oficial de la izquierda, Eduardo Frei. El triunfo de Piñera se suma a las crecientes corrientes conservadoras en América Latina, que están frenando el avance del modelo izquierdista liderado por el Hugo Chávez.

En sus primeras declaraciones como presidente electo, Piñera quiso desmarcarse como un continuador del legado del dictador Augusto Pinochet y prometió impulsar «una segunda transición para llegar al desarrollo», agradeció la aportación a la democracia de la gobernante Concertación en los últimos años y los avances que han llevado a los la población chilena durante este periódo. Piñera aseguró que auque los chilenos han «optado por la alternancia» promete seguir «buscando el camino de los acuerdos» como forma de gobernar. «Haremos un gobierno de unidad nacional que construirá puentes de encuentro y derribará divisiones», subrayó.

Piñera se ha mostrado abierto en campaña a impulsar una reforma fiscal para garantizarle los suficientes ingresos al Estado; apuesta más por centrar su política económica en favorecer al sector privado y rebajar impuestos a las PYMES y ha prometido crear, en cuatro años, un millón de impuestos.

Las acciones que Piñera posee en la aerolínea LAN y en el grupo industrial Axxion -a través del cual controla el 23'6 por ciento de LAN- subieran en la Bolsa chilena un uno y un doce por ciento, respectivamente. El presidente electo se comprometió en campaña a vender su participación en la aerolíneas antes del 11 de marzo, fecha en que relevará a la presidenta saliente, Michelle Bachelet, al frente de La Moneda. La venta le reportaría unos 1.500 millones de dólares.