Mientras, el líder del Partido Laborista no esperó a los resultados
oficiales para reconocer su derrota. «Hace un rato he hablado con
Howard y le he felicitado», declaró ante unas 800 personas reunidas
en su circunscripción, situada en el extrarradio de Sidney.
«Es realmente un éxito histórico para nuestros dos partidos» de
la coalición liberal-nacional en el poder, declaró el jefe de
Gobierno en un hotel de la capital en el que estaban congregados
sus partidarios. «Somos unos privilegiados por poder participar en
un gran ejercicio de democracia», dijo.
«Déjenme recordarles que, este mismo día, el pueblo de
Afganistán celebró elecciones. Estos comicios han sido posibles
gracias a que muchos países, entre ellos Australia, estuvieron
dispuestos a alzarse en favor de la democracia y en contra del
terrorismo», agregó.
El responsable de la oposición prometió que seguirá luchando.
«Mucha gente ha dicho que reforcé la oposición y, cuando la
oposición es fuerte, la democracia australiana es mucho más sólida.
Vamos a seguir haciéndolo en la próxima legislatura. Haremos que el
Gobierno sea responsable de sus actos», advirtió.
Según los cálculos de la cadena de televisión pública ABC, la
coalición conservadora obtuvo 87 de los 150 escaños de la Cámara de
Representantes, o sea cinco más que los que ocupaba en la Cámara
Baja saliente.
El Gobierno también ganaría terreno en el Senado (76 miembros),
donde los laboristas y sus aliados tenían la mayoría y habían
bloqueado iniciativas legislativas claves de Howard, como la
privatización completa del gigante de las telecomunicaciones
Telstra. El laborismo perdería cuatro escaños, para quedarse con 60
representantes y los independientes conservarían tres que ya
poseían.
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