«A cambio, el Gobierno se compromete a liberar a todos los presos
de la corriente de Al-Sadr y a no perseguir a sus dirigentes y
miembros», insistió. El pacto se cerró ayer después de una semana
de arduas y tensas negociaciones entre el Gobierno interino iraquí
y una bicéfala delegación de Ciudad al Sadr integrada por
representantes de las tribus y de la milicia del clérigo rebelde.
La cláusula principal del acuerdo prevé la entrega de armamento
a cambio de la promesa del Gobierno de liberar a todos los
seguidores de Al-Sadr detenidos en cárceles iraquíes y del cese de
las operaciones militares y los bombardeos de EEUU, explicó el
portavoz en rueda de prensa. Al-Darrayi explicó que el documento
«recoge condiciones específicas que prevén la entrega de armas del
Ejército del Mahdi a partir del lunes en centros designados» por
ambas partes. El proceso será supervisado por la Policía y la
Guardia Nacional iraquí, agregó.
Por parte del Ejecutivo interino iraquí participaron el
viceprimer ministro iraquí, Barham Saleh, el ministro de Defensa,
Hazem al Shaalan, y secretario de Estado para Asuntos de Seguridad
Nacional, Qasem Daud. En la negociación final también estuvo
presente el embajador de EEUU en Irak, John Negroponte, reveló ayer
Karim al-Bakhati, jefe de la delegación de líderes tribales.
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