TW
0

MACARENA VIDAL-SAN LUIS /EEUU)
El segundo debate entre el presidente George W. Bush y el senador demócrata John Kerry se saldó con un fuerte intercambio, en el que ambos candidatos difirieron sobre Irak, la economía y la seguridad nacional. Si el primer debate tuvo como claro vencedor a Kerry, que logró recuperar el terreno perdido en las encuestas, ayer, el envite estuvo mucho más igualado. La primera encuesta, de la cadena ABC, daba como ganador a Kerry por un escaso margen.

Un Bush claramente más cómodo que hace una semana, y que evitó los gestos de impaciencia que tanto se le criticaron entonces, aprovechó la primera pregunta para asestar el primer golpe y sentar el tono, cortés pero rotundo, con el que se desarrolló el debate. Kerry «cambia de posición a menudo», aseguró el presidente, quien se pregunto: «¿Cómo se puede dirigir a un país cuando cambias constantemente de posición?».

A priori, el formato de este segundo encuentro favorecía a Bush, un hombre con mayor simpatía natural que Kerry. Los candidatos debían responder a las preguntas del público, elegido entre votantes indecisos, y podían moverse y caminar por el plató, instalado en el pabellón deportivo de la Washington University de San Luis (Misuri).

El senador demócrata acusó a Bush de haber «convertido esta campaña en un arma de engaño masivo», al defender la invasión de Irak cuando el jefe de la misión de inspectores, Charles Duelfer, certificó esta semana que en el país árabe no había armas prohibidas. «El mundo es hoy un lugar más peligroso, gracias a los errores de juicio del presidente», denunció Kerry.

Ambos mantuvieron un intenso intercambio verbal, y aunque las complejas reglas les impedían interpelarse el uno al otro, con frecuencia se miraron a los ojos directamente. Bush evitó los gestos de impaciencia y las vacilaciones que se le criticaron hace una semana. Quizás su único momento de duda se produjo cuando se le preguntó qué errores había cometido en su gestión.