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R.ORTEGA-JERUSALÉN Israelíes y palestinos hicieron un breve paréntesis en la violencia ayer, durante el viernes sagrado para los musulmanes, y al comenzar "con la puesta del sol" el «shabat», la jornada del sábado sagrada para los judíos. El pequeño respiro siguió a una incursión del Ejército israelí en una zona palestina de la ciudad cisjordana de Hebrón, durante la cual resultaron heridos doce palestinos y un soldado, y a otra en la localidad de Dir el-Bálaj, en el sur de la franja de Gaza.

Sin embargo, a lo largo de la tarde de ayer los enfrentamientos no llegaron a los más de 30 que se producen cada día, y en dos de ellos "uno en Dir el-Bálaj y otro en la vecina localidad de Jan Yunes" resultaron heridos un total de diez palestinos por los disparos de soldados israelíes. Dentro de las operaciones del Ejército israelí, una familia palestina que vive cerca de una colonia judía en la franja de Gaza afirmó ayer haber sido secuestrada por los soldados israelíes en su propia casa durante unas 24 horas.

Cuando los soldados le devolvieron las llaves ayer por la mañana, la familia de Jalil Bachir constató que los dos tercios de los árboles de su jardín fueron arrasados por la noche. Respecto a la incursión en Hebrón, un asesor del líder palestino Yaser Arafat, Ahmed Abdul Rajmán, dijo ayer que «la invasión del Ejército israelí al barrio de Abu Sneina y a la localidad de Dir el-Bálaj demuestran que el Gobierno de Israel no está interesado en la paz», dijo Rajmán.