El 'kamikaze' escogió como objetivo una cafetería en Kiriat Mozi'in, cerca de Haifa.

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EUROPA PRESS - JERUSALEN Una persona resultó muerta y al menos 15 heridas en un nuevo atentado suicida en una cafetería israelí, el segundo en tan sólo cuatro días. El ataque fue reivindicado por la Yihad Islámica, que prometió más en breve. El 'kamikaze' palestino, Mohamed Nasser, un joven procedente de un campo de refugiados cercano a Jenin, escogió como objetivo una cafetería en Kiriat Mozi'in, pueblo cercano a la ciudad costera de Haifa. Esta localidad israelí es considerada como la más pacífica del país, y en ella han convivido con relativa tolerancia mutua una numerosa población árabe-israelí y otra judía-israelí desde que Israel se apoderó de la ciudad en la 1948. De hecho, es el primer atentado que se recuerda en Haifa en años.

Los medios israelíes califican de «milagroso» que el activista palestino no lograse causar más muerte que la suya. Entre los 16 heridos, al parecer, ninguno se encuentra grave, lo que realmente es sorprendente en vista del estado en el que ha quedado el local, una cafetería denominada «Wall Street» que, afortunadamente, no se encontraba muy llena en esos momentos. El propietario de la cafetería, Aharon Roseman, declaró haber visto entrar una persona sospechosa que se acercó a una de las camareras y le preguntó «si sabía qué llevaba en sus manos». Era una bomba. El dueño del local tomó entonces una silla y la lanzó contra el terrorista. En ese momento, detonó el artefacto.

La policía tenía noticia de que la zona de Haifa sería objeto de un atentado en estos días, pero no ha sido capaz de detener al activista quien, según parece, llegó en un taxi, con la bomba escondida en una bolsa. A diferencia del atentado de Jerusalén la semana pasada, este ataque ha sido revindicado no por Hamás sino por la Yihad Islámica, el otro grupo extremista islámico palestino. El hecho llega en un momento de enorme tensión en la zona, en vísperas de una huelga general en los Territorios Palestinos y en el curso de una severa escalada por ambas partes. En este sentido, resulta providencial que la suerte haya evitado una masacre que, según muchos, precipitaría a la región en un abismo de violencia aún mayor.

En cuanto a la crisis de la Casa de Oriente, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Simón Peres, reconoció ante la radio estatal que no hay «ninguna posibilidad» de alcanzar un alto el fuego si no se reanunda el diálogo con los palestinos. «Es necesario negociar para aplicar el alto el fuego», afirmó Peres. «Si no llevamos a cabo un gran esfuerzo el resultado será que la violencia continuará a todos los niveles» Durante la reunión semanal del Gobierno israelí llevada a cabo poco antes, el ministro había exigido un diálogo con la ANP. Al final de la tarde de ayer, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, autorizó a su ministro de Asuntos Exteriores, Simon Peres, a negociar un alto el fuego el fuego con altos responsables palestinos, pero no con el presidente palestino Yasir Arafat, según indicaron fuentes cercanas al Gobierno.