Apoderados e interventores de las formaciones, con Jareño (PP), Estarellas (PSOE) y Getino (Cs), en el centro.

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Las redes sociales, las tertulias de bar e incluso los analistas políticos ven con dificultad una entente que pueda alcanzar una mayoría sólida para poder gobernar el Ajuntament de Llucmajor. La distribución de regidores ha dado silla a nueve de los once partidos que se presentaban. PSOE 5; PP 5; Més 2; Cs 2; Vox 2; Llibertat 2; ASI 1; Podemos 1 y el PI 1.

Pero pese a estos resultados, hay dos personas que no comparten la visión general: los representantes del PSOE y del PP. Por una parte, Gori Estarellas, candidato del PSOE y ganador de las elecciones, se ve capaz de conformar una mayoría que lleve las riendas del gobierno municipal. «Se trata de una victoria amarga ya que hemos sido los únicos del actual pacto de gobierno –con Més y PI– que hemos aguantado el golpe. Así que, a partir de hoy, programa, programa y programa. Voy a coger la iniciativa, como partido más votado para formar gobierno», señala Estarellas. Añade que «el problema del PP para formar gobierno es que debe pactar con la extrema derecha. Y yo, como ya dije en campaña, no me sentaré a hablar con la extrema derecha representada por Vox, Llibertat Llucmajor y ASI». Estarellas califica de extrema derecha las formaciones de Vox, ASI (que lideró Joaquín Rabasco) y Llibertat Llucmajor, que ellos mismos no definen su tendencia política.

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Por su parte el candidato del PP, Eric Jareño, pese a perder tres regidores descendiendo de 8 a 5 asegura: «No creo que sea un municipio ingobernable. Será difícil alcanzar acuerdos pero creo que es un reto que puedo asumir para alcanzar la alcaldía. Miraremos los programas y hablaré con todos los partidos, especialmente con las fuerzas más afines», explica el popular.

Mientras que el PI de Bernadí Vives y Més de Jaume Tomàs, partidos que han tenido la alcaldía estos años, no ocultaban este lunes su gran decepción por los resultados obtenidos.