Los ciudadanos ejercen su derecho al voto. | Gemma Andreu

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El temor a la irrupción de Vox ha hundido al PP y ha dado la victoria al PSOE, en las elecciones generales más inciertas que se han celebrado en España en los últimos años, a las que incluso Europa miraba con preocupación.

La alta participación ha sido una de las claves de la jornada electoral, ya que a nivel nacional ha sido superior al 75 %, nueve puntos más que en los comicios de 2016. La elecciones andaluzas fueron un experimento, que han permitido a Pedro Sánchez mantenerse en la Moncloa. Muchos andaluces no acudieron a sus citas con las urnas el pasado dos de diciembre y se arrepintieron el día 3. En esta ocasión, los españoles han ido a votar este domingo en masa, muchos de ellos contra Vox, más que a favor de Sánchez.

El candidato del PP al Gobierno, Pablo Casado, cometió un error garrafal el pasado viernes, cuando abrió la puerta a Vox a entrar en su Gobierno, en el caso de poder formarlo. En ese momento, Casado ahuyentó a muchos votantes del PP, a los de centro, que podrían aceptar los apoyos del partido de Santiago Abascal para dar la presidencia al PP, como en Andalucía, pero no que estén sentados en el Consejo de Ministros tomando decisiones.

Casado ha logrado el peor resultado de la historia del Partido Popular y ha perdido más de 3,6 millones de votos en menos de tres años. Mariano Rajoy logró el apoyo de 7.941.236 electores en junio de 2016, frente a los 4.333.302 del actual líder conservador

Al candidato del PP no solo le ha perjudicado Vox, el adelanto de las elecciones también ha sido muy negativo para él porque aún no se ha recuperado del desgaste que sufrió en verano para hacerse con las riendas del partido. Durante estas semanas se le ha visto agotado, cometiendo errores importantes, como anunciar la bajada del salario mínimo interprofesional, aunque rectificó inmediatamente.

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Vox ha sido el mejor aliado de Pedro Sánchez, que en su tercer intento ha logrado ganar unas elecciones. Además, consigue legitimarse como presidente del Gobierno ante los españoles y ante su propio partido.

El partido de Abascal finalmente no ha irrumpido con tanta fuerzas como algunos pronosticaban. Aunque logra entrar en el Congreso con 24 diputados, Podemos lo hizo con 69 diputados en 2015 y Ciudadanos con 40.

El liderazgo en la derecha está en el aire. Pese a la debacle, Casado no ha dimitido -de momento-, Abascal no ha alcanzado las expectativas que había suscitado y Ciudadanos sube pero no logra ninguno de sus dos objetivos: sacar a Sánchez de la Moncloa y superar al PP.

Muchos españoles respiran esta noche aliviados y también los dirigentes europeos, que este lunes se despertarán con un problema menos, ya que en España el apoyo a la extrema derecha no ha sido tan fuerte como en otros países europeos.

Sin embargo, aún falta formar Gobierno y lo más probable es que no sea posible hasta después del 26 de mayo, cuando se celebren las elecciones autonómicas y municipales. Hay mucho en juego y aunque está claro que Sánchez seguirá gobernando España, aún falta por decidir con el apoyo de quién.

Como anécdota, ha sorprendido mucho que los líderes de PP y Ciudadanos hayan tardado tanto en salir a reconocer la victoria del PSOE; ha sido inédito que los discursos de los candidatos de los tres partidos hayan coincidido en el tiempo. Los discursos han sido muy medidos, hay mucho en juego. Casado incluso ha llegado a decir que el PSOE es un gran partido.