Pablo Casado, el pasado miércoles. | Jaume Morey

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Pablo Casado (Palencia, 1982) está convencido de que derrotarán a las encuestas. Esta semana ha congregado en Palma a 1.500 simpatizantes, lejos de las cifras de otros años, pero el mitin insufló ánimos a una militacia que teme unos malos resultados.

Al final, la candidata fue Margalida Prohens. ¿Qué pasó?
— Como ya ha explicado Biel Company, hemos renovado las listas electorales mezclando juventud con experiencia, buscando los mejores candidatos. Tras varias conversaciones decidimos que, finalmente, Marga Prohens es la mejor candidata del PP al Congreso por Baleares y que Maria Salom jugará un papel fundamental para que mantengamos la mayoría en el Senado.

Las encuestas les dan un muy mal resultado en Balears. ¿A qué lo atribuye?
—La única encuesta que vale es la de las urnas el 28 de abril y esa encuesta no estará cocinada por Tezanos. Es evidente que han entrado nuevos partidos de centro-derecha que pueden fragmentar el voto, pero el PP es el único partido que puede ofrecer como gran aval su experiencia de gestión, tanto a nivel nacional como en Baleares. Tenemos proyecto de futuro y somos la única alternativa al Gobierno de Sánchez con populistas, independentistas y batasunos.

En ocasiones, da la impresión de que hay ciertas disonancias entre el PP balear y el nacional.
—No hay ninguna disonancia. El PP es un partido abierto, con diferentes sensibilidades y en el que siempre han encajado diferentes opiniones. Nos unen los principales retos que necesita este país y el modelo que queremos para toda España, con sus singularidades, pero unida.

En materia de lengua, ¿qué proponen ustedes?
—Defendemos el castellano como lengua oficial y común de todos los españoles, y también defendemos la segunda lengua oficial que tienen comunidades como Balears. Garantizaremos el castellano en todas las comunicaciones públicas, sin perjuicio de la otra lengua oficial. Creemos que para el acceso a un empleo público, la lengua cooficial pueda considerarse un mérito, pero no un requisito, y proponemos que la lengua vehicular ordinaria de la enseñanza sea el castellano, y, en aquellas comunidades con lenguas cooficiales, éstas puedan también ser lenguas vehiculares.

El programa habla de la eliminación de los impuestos turísticos, pero en Balears se propone dejarla a cero.
—El compromiso que figura clarísimo en nuestro programa electoral es eliminar las tasas dirigidas a gravar la actividad turística.

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Al PP balear no le gustó el REB que aprobó el Congreso. ¿Lo mejorará?
—Francina Armengol renunció a un REB en 2015 por sectarismo que incluía 190 millones en medidas fiscales. Y hace sólo un año, Armengol y Pedro Sánchez se negaron a apoyar un nuevo REB acordado con el entonces ministro Cristóbal Montoro que suponía 380 millones y que ya estaría vigente desde enero. Ahora en otra medida electoralista, Sánchez le ha aprobado a Armengol un pseudo REB sin dotación económica, simplemente para que pueda utilizarlo en campaña. El PP lo dotará económicamente y lo completará con medidas fiscales concretas.

Proponen recuperar competencias de las comunidades. ¿Por qué?
—Lo que proponemos es reforzar la presencia del Estado en todas las comunidades autónomas para garantizar el pleno ejercicio de las competencias que tiene constitucionalmente atribuidas.

En ocasiones han hablado del contagio en Balears de la situación catalana. ¿Está comparando la política de Armengol con la de Torra?
—Armengol gobierna con el apoyo de un partido que apoya el procés y que ha dicho que su objetivo es un referéndum en Balears a semejanza de lo que defienden independentistas en Catalunya. Además, fue una de las pocas dirigentes del PSOE que defendió la figura del mediador cuando Sánchez la propuso. No se puede estar en esa equidistancia como Armengol cuando lo que está en juego es el cumplimiento de la ley y de la Constitución.

Hay más dureza en su discurso, incluso referencias a ETA. ¿Es la reacción a cierta pasividad de su antecesor?
—Nunca ha existido esa pasividad de la que usted me habla. Somos un partido de principios y de proyecto, y eso no ha cambiado. Sánchez ha cruzado todas las líneas rojas admisibles, y teníamos que decirlo, y su disfraz de moderación ya no engaña a nadie.

¿Hasta qué punto influye en su discurso la irrupción de Vox?
—El PP cuenta con un mensaje muy nítido. Seguimos siendo sinónimo de buena gestión económica y somos la garantía de la unidad de España, de la igualdad y la libertad de los españoles y de la sostenibilidad del sistema de bienestar. Reivindicamos nuestros principios sin complejos. A partir de ahí, recalco la apelación a la concentración del voto en el PP. Y lo vengo advirtiendo en cada mitin: si se divide el voto, Pedro Sánchez seguirá en La Moncloa.

En ocasiones da la impresión de que PP y Cs dicen lo mismo.
—Bueno, pero una cosa es decir y otra cosa es hacer, y Ciudadanos no siempre hace lo que dice. Por ejemplo, dijo que no pactaría con Sánchez, y lo hizo. El PP sabe gestionar, Ciudadanos nunca lo ha hecho.