De izquierda derecha sentados en la mesa Enrique Cabanas de VOX; Pablo Montesinos del PP; Noelia Vera de PODEMOS; María Casado, Presidenta de la Academia de la Televisión; Paco Salazar del PSOE y Fernando Páramo de Ciudadanos en el Palacio de Cristal en Madrid durante la firma de los términos en los que se celebrará el debate de mañana entre los candidatos a la presidencia del gobierno en las elecciones generales del próximo 10 de noviembre. | Efe

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Fidelizar el voto pero, sobre todo, convencer al indeciso. Ese es el objetivo común de los líderes de los cinco grandes partidos en el debate televisivo que los enfrenta este lunes, una cita que se prevé tensa en este momento de elevada incertidumbre sobre lo que puede pasar el 10 de noviembre.

Un debate que puede decantar muchos votos, y por eso los candidatos están dedicando buena parte o toda la jornada del domingo para prepararse. Solo Pablo Casado y Pablo Iglesias han tenido actos electorales.

El Partido Socialista cree que el debate de mañana se puede convertir en un frente contra el presidente en funciones, «un todos contra Pedro Sánchez», aunque considera también que esta cita no afectará mucho al sentido del voto.

Sánchez afronta tranquilo esta cita en la que pretende «retratar» a sus rivales como los responsables del «bloqueo» político, y presentarse como un presidente «experimentado, firme y sereno» y el único capaz de garantizar lo que necesita España, «un Gobierno fuerte, progresista y unido».

Los socialistas anticipan que habrá en el debate alguna sorpresa por parte de su candidato, aunque no dan más pistas.

Pablo Casado dedica la tarde del domingo y toda la jornada del lunes a preparar la cita, en la que exigirá a Pedro Sánchez que responda sobre su gestión de la crisis catalana.

Es de esperar que el líder del PP endurezca su tono, a la vista del que ha utilizado ya este mediodía en un mitin en Madrid, en el que ha llegado a acusar al presidente en funciones de «forzar» el adelanto electoral sabiendo que iba a haber protestas violentas en Cataluña porque pretendía sacar «unos cuantos escaños más».

Y ha añadido que Sánchez ha hecho coincidir los comicios con la sentencia del procés «porque pensaba que le interesaba que hubiera violencia esos días y aparecer como el de la porra envuelto en la bandera».

Casado también pedirá a Sánchez con toda probabilidad explicaciones ante el enfriamiento económico. Los populares creen que la crisis es inminente y consideran que el Gobierno no está haciendo nada por evitarla.

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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, lleva todo el fin de semana encerrado en la sede del partido con su equipo preparando el debate que el partido naranja espera sea decisivo para el 10 de noviembre echar por tierra los malos pronósticos que les dan las encuestas.

Ciudadanos tiene mucha confianza en el papel que puede jugar Rivera en esta confrontación dialéctica con el resto de líderes, y fuentes del partido recalcan en este sentido que en la campaña de abril los dos debates incidieron positivamente en sus resultados.

Rivera acude a este debate con una nueva estrategia de desbloqueo de legislatura tras levantar el veto a Pedro Sánchez y aunque deja claro que su prioridad sería un gobierno con el PP, está dispuesto a facilitar la investidura del líder socialista si se queda en la oposición al tiempo que defiende también una gran coalición con el PP y el PSOE.

Pablo Iglesias afronta «tranquilo» el debate del lunes al que según fuentes de Unidas Podemos acudirá con un tono pausado aunque preparado para los momentos de tensión que espera tener con Pedro Sánchez.

En el mitin de esta mañana en A Coruña, el líder de Podemos ha pedido el voto a los «socialistas de corazón» que quieren un Gobierno de coalición con la formación morada.
También ha dicho en ese acto que espera que le dejen hablar de «algo que no sea Cataluña» y pedirá al resto de formaciones que digan a los votantes con quién están dispuestas a pactar.

En Podemos reconocen que Iglesias no ha preparado mucho este debate porque entiende que el contenido es el mismo que el de las elecciones del 28 de abril, con la salvedad de que en esta ocasión participará el presidente de Vox, Santiago Abascal.

Y Abascal acude, según fuentes de Vox, con «muchas ganas» a esta cita porque podrá así llevar su mensaje a los votantes «sin distorsiones ni manipulaciones».

El líder de Vox ha afrontado esta campaña con un discurso muy duro contra el Gobierno de Pedro Sánchez y muy centrado en la crisis catalana y otros asuntos como la inmigración. Y con una estrategia clara, la de diferenciarse de PP y Ciudadanos y mostrarse como el único gran rival que tiene el líder socialista.

La cohesión de España, la política económica, las políticas sociales y de igualdad, la calidad democrática y la política internacional serán los cinco bloques sobre los que debatirán mañana por la noche los cinco candidatos en este debate que organiza la Academia de Televisión.

Aunque nada más empezar tendrán que dar explicaciones sobre la situación de bloqueo político que vive el país, a la vista de la primera pregunta que se les va a plantear en este debate: «¿Cómo salimos de ésta?».