Albert Rivera, candidato de Ciudadanos. | Efe

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El candidato de Ciudadanos en las elecciones generales del próximo 10 de noviembre, Albert Rivera, puede presumir de ser el camaleón de la política por la capacidad que tiene para reinventarse en cada momento. Así, Rivera ha pasado de desnudarse en el cartel de una campaña electoral a pactar con el PSOE, vetarlo y volver a abrirle los brazos.

De momento, ha tenido buenos resultados, aunque no ha logrado convertirse en la primera fuerza política o en presidente del Gobierno, sus máximas aspiraciones. Las encuestas siempre han tratado mejor a Cs que las urnas. En estos momentos, los sondeos son bastantes negativos para la formación naranja y Rivera ha vueltos a hacer gala de su conducta camaleónica: ahora se abre a pactar con el PSOE.

Rivera nació en Barcelona en 1979, estudió Derecho y destacó como jugador de waterpolo. Ya en la universidad comenzó a interesarse por la política y participó en una liga de equipos universitarios de debate por España; su equipo ganó en el año 2000. Entre sus profesores estaba Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional e impulsor de la plataforma cívica Ciudadanos de Cataluña que dio origen a Ciudadanos.

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Recientemente, De Carreras ha abandonado Ciudadanos por el carácter camaleónico que le ha impregnado su líder. El catedrático no estaba de acuerdo con el giro a la derecha de la formación naranja, que entendía que estaba incumpliendo uno de sus principios fundacionales al no pactar con el PSOE y posibilitar así que el Gobierno central no estuviese en manos de los nacionalistas, como ha ocurrido históricamente.

Aunque Rivera siempre lo ha negado y lo limita a contactos, algunos aseguran que estuvo en el PP; partido al que ha pasado de atacar con dureza por sus casos de corrupción a proclamarlo sus socio preferente.

Pese a su juventud, Rivera ya es un experto en campañas electorales. Una de las más sonadas fue la de las elecciones catalanas de 2006, cuando fue candidato a la Generalitat y en un cartel electoral apareció desnudo. Rivera logró entrar en el Parlament catalán y comenzó a utilizar el castellano, en una cámara donde predomina claramente el catalán.

Su cruzada contra el nacionalismo le llevó a recibir incluso amenazas de muerte, pero el líder de Ciudadanos no cedió y continuó con su línea política que lo llevó a dar el salto a la política nacional. Así, en las elecciones de 2015 fue candidato de la formación naranja a la presidencia del Gobierno y logró entrar en el Congreso con 40 diputados.

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En ese momento se negó a apoyar a Mariano Rajoy por los casos de corrupción que afectaban al PP y pactó con el PSOE de Pedro Sánchez, pero no lograron formar gobierno porque Podemos se negó a apoyarlo; fue la primera investidura fallida de Sánchez.

En las elecciones celebradas en 2016 bajó a 32 diputados y votó a favor de Rajoy, que logró mantenerse como presidente del Gobierno gracias a la abstención de algunos diputados del PSOE.

Las relaciones de Rivera y Sánchez se fueron enfriando y llegaron prácticamente a la ruptura cuando el PSOE presentó la moción de censura contra Rajoy y el socialista se convirtió en presidente del Gobierno.

El líder de Ciudadanos se fue escorando a la derecha y en la campaña electoral de las elecciones del pasado 28 de abril puso un cordón sanitario a los socialistas, dejando muy claro que no pactaría con ellos. Logró subir a 57 diputados.

Sin embargo, las encuestas señalan ahora a Ciudadanos como el partido más castigado por la repetición electoral. Probablemente porque la única suma posible para lograr la mayoría absoluta, sin tener que recurrir a los nacionalistas e independentistas, era la de PSOE y Cs, pero Rivera se negó a pactar con Sánchez.

Esto provocó que cargos destacados del partido se diesen de baja, como el que fuera portavoz económico de Ciudadanos, Toni Roldán, el eurodiputado Javier Nart, etc.

Ante este panorama, Rivera ha vuelto a mostrar su faceta más camaleónica y ahora se vuelve a mostrar dispuesto a pactar con Sánchez. El 10N se sabrá si este nuevo giro le da resultado.