Los analistas prevén en 2025 otro verano «récord» en cuanto a la llegada de turistas en España; concretamente, estiman un incremento del 2% en la ocupación media hotelera registrada en el verano 2024, con una sostenida mejora de tarifas que llevarían a una mejora del Ingreso medio por habitación del 5%. El último informe de PWC confirma también la positiva evolución de la oferta hotelera hacia la calidad, que nos estaría permitiendo generar una mayor rentabilidad social y económica con una menor intensidad de visitantes.
En 2025 las plazas hoteleras de menor calidad se habrán reducido en -2,5%, mientras que las de 4 y 5 estrellas se incrementarán en un 0,5%. Mientras los hoteles apuestan por esta dinámica virtuosa de sustituir «cantidad por calidad», el INE nos confirma que entre enero y mayo de este año, las pernoctaciones en Viviendas de Uso Turístico (VUT) crecieron un 14,8%, mientras que las de hoteles se redujeron en -1,7%. En la última década, y a pesar de que las plazas hoteleras habrían registrado un crecimiento neto menor al 5%, las VUT habrían crecido cerca de un 140%. Ni los planes urbanísticos ni turísticos de los destinos contemplan este crecimiento desmesurado del alquiler vacacional a través de plataformas on-line, que llegó disfrazado de la buenista «economía colaborativa» y parece no tener límites, porque gran parte de estas VUT permanecen en un limbo legal o son directamente ilegales y «opacas» para las Administraciones, incluso para la Hacienda pública que «todo lo ve».
Hace unos meses alabamos la iniciativa del Gobierno de España, alineado con la UE, de publicar un Registro Único obligatorio para las VUT: con el objetivo de «frenar el fraude y consolidar un mercado más transparente», se otorgó un periodo de 6 meses para registrar las VUT y aportar una serie de datos que ya se exigen a los modelos de alojamiento reglados, obligando también a las plataformas on-line a transmitir sus datos al Ministerio. Finalizado este plazo, una gran parte de las VUT censadas por el INE , concretamente más del 90% en Madrid y más del 50% en Balears no se han inscrito. La proliferación de las VUT ha coincidido con las críticas por la saturación de muchos destinos, y de forma dramática, con las dificultades de acceso a una vivienda, al consumir las VUT una parte creciente del parque de viviendas residenciales. ¿Casualidad?
No hay nada casual: la demanda turística hacia España ha estado tradicionalmente (y lógicamente) dimensionada por las normativas urbanas y turísticas, que, mejor o peor, han puesto límites a la capacidad alojativa, acorde con la «capacidad de carga» de los destinos. Este equilibrio se ha venido abajo por el crecimiento libre, descontrolado, muchas veces ilegal o al menos opaco a las Administraciones, de VUT. Hoy comparto el entusiasmo del Alcalde de Madrid al definir al Registro como «clave para solucionar la vivienda turística ilegal», pero espero que las Administraciones Públicas lo gestionen adecuadamente, no solo por cumplimiento de la Ley, sino por la propia sostenibilidad turística y ciudadana en nuestros queridos destinos de Balears.