Hoy, como presidenta de la ABEF, la Asociación Balear de la Empresa Familiar, trabaja para defender los intereses comunes de las 83 empresas asociadas. No son todas, dado que en las Islas el 94,4% de las empresas privadas son familiares, uno de los porcentajes más altos del país, solo superado por Canarias. Inés Rotger explica que uno de los retos más importantes de la ABEF consiste en trabajar para proteger y promover la continuidad de este tipo de empresas. Por ello, explica, «la gestión de la sucesión es una de las cuestiones clave para nosotros. Al final, reconocer que puede haber un problema es una forma de comenzar a solventarlo». Y añade: «Nuestro objetivo fundamental es la protección y promoción de las empresas familiares, que tienen unas características propias». En este sentido, la presidenta de la entidad añade que «es importante contar con un marco jurídico y fiscal que nos permita llevar a cabo un traspaso sin perjudicar la tesorería. Somos motor de progreso, como reflejan los datos. En las Islas, el 87% del empleo privado lo generan las empresas familiares».
«No es menos importante», prosigue Rotger, «la función de la ABEF como punto de encuentro, como centro de intercambio de experiencias entre empresas familiares. Nosotros, acompañamos a las empresas. Pretendemos preservar esta tipología de corporaciones así como potenciar la cultura emprendedora, que está en el ADN de las empresas familiares», indica. Los datos corroboran los resultados de este trabajo: las empresas familiares tienen un mayor nivel de supervivencia frente a las que no son. En concreto, 60 años frente a los 12 de las compañías no familiares. «Tenemos un programa que se llama ‘Empresa familiar en las aulas’ y la idea de la Junta Directiva actual es ir de la mano de los jóvenes empresarios, así como también de otras entidades e instituciones empresariales para poner en valor a las empresas familiares», señala al tiempo que pone en valor el carácter emprendedor de las Islas.
Otro ejemplo es la cátedra de la empresa familiar, que ha evolucionado con el paso de los años y hoy facilita la investigación. «La ABEF tiene suscrito un convenio con la Universitat de les Illes Balears para difundir e investigar la realidad de las empresas familiares de Balears. La Cátedra Banca March de la Empresa Familiar (CBMEF) difunde la problemática específica de las empresas familiares e investiga su realidad. La UIB incluye en su plan de estudios una asignatura de libre configuración sobre empresa familiar. El actual director es Alfredo Marín, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad en la UIB. La asignatura se puede cursar en Turismo, Derecho y Económicas. El origen de la cátedra es la asignatura, que no existía. Hoy, está consolidada y se encuentra perfectamente integrada en los programas de la UIB. De esta manera, la cátedra está hoy destinada a la investigación de cuestiones relacionadas con la empresa familiar», explica.
Las empresas que conforman la ABEF son el reflejo de la diversidad de sectores productivos de las Islas y su origen se remonta 26 años atrás, cuando en 1999 un grupo de empresarios decidió seguir la estela del Instituto de la Empresa Familiar, que se había creado con las cien principales empresas familiares de España. Después, como decimos, nacieron las entidades territoriales y hoy día cada región del país cuenta con su propia asociación. «La riqueza de la ABEF», explica Rotger, «es contar con empresas de diferente naturaleza pero que tienen, tenemos, muchas cosas en común».
Facilitar que las empresas cuenten con un protocolo que facilite y regule las relaciones familiares con la empresa es uno de los grandes retos de la ABEF. «Contar con un protocolo familiar es absolutamente recomendable. Vamos a lanzar una encuesta entre nuestros asociados para saber qué porcentaje de empresas cuentan con un protocolo familiar». La principal responsable de la ABEF insiste en que cada miembro de la empresa familiar es importante porque todos tienen un rol fundamental que hace que el proyecto continúe adelante». Y añade: «Es tan importante el que trabaja en la empresa como cualquier otro familiar. Todos se han de sentir partícipes. El protocolo debe regular la transición de una generación a otra, qué características deben tener los que trabajen en la empresa, el papel de los conyúges... Nosotros, por ejemplo, ahora pasaremos de la tercera a la cuarta generación y hemos elaborado un plan estratégico familiar. Somos siete personas de la cuarta generación, con diferentes criterios. Y solo hay uno en la parte ejecutiva del grupo. El resto, somos de perfiles muy diferentes y ahora tenemos un gran reto por delante. Además, en mi caso, por parte materna, también provengo de una empresa familiar, de Codorniu», explica Rotger. Es precisamente esta rama familiar la que creó un nuevo cava, ‘Raventós i Blanc. «Por ello», explica Inés Rotger, «tengo de primera mano el conocimiento de cómo funcionan las empresas más longevas donde el diálogo, compartir valores y la manera de dirigir el negocio debe estar en la estrategia de la empresa para definir de qué manera queremos hacer las cosas».
Es habitual en muchas familias que la comida dominical se convierta en una prolongación del consejo de administración de la empresa familiar. «No hay una fórmula perfecta. Nosotros, una vez al año, celebramos la asamblea familiar y aquí sí se habla de la evolución del negocio. En otras familias hablan de forma habitual de la empresa y adoptan decisiones importantes. No hay un sistema válido y otro equivocado», sentencia.
Rotger es una entusiasta defensora del diálogo. «Ahora y siempre, lo primero y más necesario es el diálogo. Hablando se entiende la gente». La ABEF forma parte de la mesa de turismo del Pacte per la Sostenibilitat, donde esta aportando su know how y su experiencia empresarial; es solo un ejemplo paradigmático que pone de manifiesto la necesidad de aportar valor como empresa familiar dentro de la sociedad. En este sentido, Rotger cita que las corporaciones familiares no piensan en mandatos sino en generaciones, y que es precisamente este largo plazo el que le da una visión más amplia de la empresa. Y añade que parte de ese espíritu del «largo plazo» podría trasladarse a la manera de gobernar, logrando acuerdos que se prolonguen más de una legislatura. «En ocasiones», prosigue, «sería suficiente con que no se dificultara el trabajo de los empresarios».
Rotger fue elegida en noviembre y en su hoja de ruta como presidenta ha querido priorizar en su primer año a las personas. «En el primer año hemos puesto el foco en las personas. En nuestra última Asamblea General de Socios, celebrada en Can Prunera el pasado 10 de junio, pudimos disfrutar de una ponencia de Xavier Marcet, que nos habló del management humanista. No podemos olvidar que son las personas las que toman las decisiones», manifiesta.
La ABEF cuenta también con su espacio para los más jóvenes. Es el denominado Fórum, que en Balears se creó en el 2003 bajo la presidencia de Juan Carlos Rosselló. «Un grupo de jóvenes, entre los que estaban Abel Matutes Prats, Pedro Montañés o yo misma, fuimos a Barcelona para comprobar el funcionamiento del Fórum. Curiosamente, yo fui la primera presidenta. Hoy en día continúa activo y está presidido por Gori Jaume, de Almacenes Femenías. En aquel momento, creamos un máster de empresa familiar con Esade, que sirvió para unir a los más jóvenes. Ahora, además de diferentes encuentros, queremos crear un máster parecido, en el que, además de los jóvenes, puedan participar también los más mayores», señala.
Además, la ABEF cuenta también con el denominado Comité de séniors que, presidido por Josep Lluís Roses, que fuera el primer presidente de la asociación en 1999, es una espacio para compartir experiencias. «Escuchar a los empresarios con experiencia es un privilegio. Juntar experiencia con innovación puede ser una experiencia muy gratificante para todos», señala la presidenta Inés Rotger.