Rafa Viar y Angie L. Grijalvo fundaron en 2010 el restaurante de playa en Formentera. La marca se ha hecho mundialmente conocida. Ahora tienen planes de expansión internacional
El equipo humano es una parte fundamental para transmitir ese sentimiento de ‘tribu’ a los clientes
Rafa Viar concebía Eivissa y Formentera como su lugar de vacaciones, donde encontrarse con buenos amigos y disfrutar del tiempo libre. «En realidad, no había ninguna intención de montar ningún negocio porque yo venía de vacaciones a Eivissa a visitar amigos, pero resulta que me vinieron a buscar porque yo tenía restaurantes en Bilbao y fueron a ver cómo trabajamos nosotros con la otra marca que tengo, que es Bilbao Berria, y les gustó lo que hacía. Coincidí con uno de ellos, aquí en Eivissa, de casualidad y me propusieron el chiringuito de Formentera. Fue tan fácil como eso», explica Viar, que fundó con su mujer Angie L. Grijalvo Beso Beach Formentera en el año 2010 y, desde entonces, la marca no ha parado de crecer y expandirse.
«Me trastocaron todos los planes; lo que era una isla de ocio y de tranquilidad se ha convertido en una isla de trabajo», bromea Viar, quien empezó con Beso Beach Formentera con 53 empleados y en la actualidad da trabajo a casi 450 personas en sus nueve locales repartidos en Eivissa, Mallorca, Estepona, Sitges, Mallorca o Sierra Nevada, entre otros enclaves. «Parece fácil decirlo, pero es complicado hacerlo en tan poco espacio de tiempo. Luego tenemos una segunda marca que se llama Barro y también vamos a expandirnos con ella», precisa Viar.
LEMA. La elección del nombre que se ha hecho mundialmente conocido y muy viral en redes sociales surgió de una comida en Formentera. «Es una pregunta que me hacen también habitualmente los clientes. Hicimos una comida en Formentera y formulé la pregunta de qué tendría que ir este nombre. Angie me dijo que tenía que ser algo relacionado con la puesta de sol. Surgieron nombres muy míticos, como Maui o Cayo 21, pero yo quería poner algo más nuestro. Y entonces hice la pregunta del millón: ¿qué hace la gente cuando está viendo una puesta de sol? Y contestaron ‘besarse’. Pues así dije que se iba a llamar, Beso Beach». Una elección de lo más acertada, que va acompañada del lema ‘no hay verano sin beso’. De hecho, una de las fotos más míticas y buscadas por residentes y turistas cada año es sentados en el banco que, precisamente, tiene escritas estas palabras: ‘No hay verano sin beso’.
Elaboran cocina vasco-mediterránea y siempre apuestan por los productos locales.
«Además de ‘no hay verano sin beso’, nuestro lema es hacer feliz a la gente que viene a comer a cualquiera de nuestros restaurantes», precisa. Y esa felicidad se transmite en el ambiente: «Hemos conseguido hacer ‘tribu’ con nuestros clientes. No sé qué pasa en nuestros locales, que cuando la gente entra parece que les cambia el chip. Todo el mundo tiene problemas, pero lo que hemos conseguido es que las personas que están dos horas, tres o cinco hagan un paréntesis y se olviden de los problemas cotidianos. Huimos del lujo, no somos nada ostentosos, somos hippie-chic», explica el dueño de Beso Beach, que se encarga de la parte más operativa y gastronómica, mientras que su mujer, socia y también dueña de la empresa se encarga de la gestión y diseño de marca, así como de las colecciones de productos relacionados con Beso Beach.
Tal es el éxito y la fidelidad de los clientes hacia Beso Beach que, a modo de ejemplo, abrieron las reservas el 15 de febrero y en 48 horas «entraron 34.000 reservas. La gente está esperando a que abramos y hay clientes que incluso hacen varias reservas durante el verano o, de repente, un cliente te coge 24 reservas de golpe; son clientes muy fieles y lo que más alegrías me da es ver cómo la gente interactúa entre ellos, se invitan, van de mesa en mesa saludándose». «Somos un chiringuito de cocina vasco-mediterránea donde lo único que hemos intentado es hacer tribu, que la gente interactúe. Nuestra idea inicial era hacer un chiringuito para amigos, pero se ha convertido en algo grande porque a la gente le gusta», explica Viar, quien pone como ejemplo de la expansión de Beso Beach que «el año pasado a nivel mundial tuvimos 120 millones de visitas».
Esta consolidación y expansión de Beso Beach no estaba en la mente de Rafa cuando decidió embarcarse en la aventura de abrir el Beso Beach en Formentera. «En ningún momento me imaginé que llegaríamos a donde hemos llegado. Veníamos a las Pitiüses con toda la humildad del mundo a coger un chiringuito de playa para dar de comer bien a la gente y que lo pasaran bien», afirma y precisa que «los que han hecho grande la marca son los clientes. En redes sociales estamos viralizados y eso quiere decir que hacemos las cosas bien, pero en ningún caso me imaginé este crecimiento». De hecho, el primer día que estuvo abierto Beso Beach Formentera facturaron 849 euros «y pensé ‘madre mía, dónde me he metido’, pero bueno luego la vida cuando haces las cosas con generosidad y bien te da alegrías. Ahora estamos a años luz de ese primer día».
Uno de los síntomas que revela que hacen las cosas bien es que han intentado copiarles el negocio o bien ideas. «Por mirarlo de una forma positiva, considero que hemos creado tendencia porque el ‘tardeo’ como se conoce empezó en Beso Beach. Hemos marcado una línea hippie chic. Dicen que cuando te copian es que hay algo bueno, aunque sí que da un poco de rabia que te copien».
En Pitiüses hay dos Beso Beach y ambos están ubicados en ses Salines.
LAS CLAVES. Pero, ¿cuáles son realmente las claves del éxito? Rafa Viar lo tiene claro: una excelente gastronomía, en entornos idílicos y un equipo cohesionado que se cuida. «Hacemos gastronomía vasco-mediterránea. Como buen vasco que soy, soy un obseso de la materia prima. Cuido mucho a mis proveedores. Hay materia prima que la traigo de Bilbao, como las anchoas y las chuletas. De hecho, el proveedor de carne lleva siendo proveedor mío en el grupo Bilbao Berria desde hace 34 años; soy bastante fiel a los proveedores. Además, apuesto por el producto local, que en las Islas hay mucho y muy bueno». A esto se suma que los diferentes Beso se adaptan a los gustos de las localidades donde se asientan. A modo de ejemplo, en Estepona ofrecen espetos, que son muy tradicionales allí. Otra clave fundamental del éxito es el equipo humano. «El 75% del éxito está en el servicio. Siempre he dicho que el mayor valor de una empresa son sus trabajadores; nos cuidamos entre todos. Me parece la mejor inversión en una compañía», afirma el dueño de Beso Beach, quien ayuda a sus trabajadores con la vivienda. «Se trata de que vengan, que estén contentos y que transmitan esa alegría al cliente», precisa.
VERTIENTE SOLIDARIA. Uno de los aspectos que destaca de Beso Beach es que siempre han tenido claro que quieren ayudar a quien más lo necesita. «En todos los sitios donde tengo negocios lo primero que hago es ir a hablar con los responsables políticos y ver qué asociaciones pueden tener necesidad de que les echemos una mano. Decidimos desde el principio crear ‘Dos besos para dos causas’, uno de los besos siempre va destinado a causas medioambientales. Hemos colaborado con Plastic Free o Posidonia Project, por ejemplo. Y luego la segunda causa va destinado a enfermedades neurodegenerativas, que son las más difíciles de tratar. El año pasado y éste hemos elegido dar voz y ayudar a la gente que padece ELA. Si nos sirviera para que otros pudieran sumarse a este tipo de causas sería genial. Nosotros desde el principio hemos tenido claro que teníamos que tener una vertiente solidaria», explica Viar.
METAS. En cuanto al futuro, el dueño de Beso Beach explica que están «en expansión internacional. Este mismo año el primero que vamos a abrir será en Baqueira y, a partir de aquí, empezamos una expansión internacional. La idea es montar seis Besos en diferentes países en tres años». Y una cosa está clara: Beso Beach no se vende y eso que ha tenido «varias novias». «Es un ‘bebé’ que tenemos nosotros y que no nos gustaría dejar en manos de un fondo de inversión extranjero, por ejemplo. De momento, estamos contentos con lo que hacemos y transmitimos y después de todos los años que llevo en el negocio, para mí el dinero tiene la importancia justa», concluye.