En definitiva, Mallorca se encuentra ante un modelo turístico obsoleto donde su continuidad no parece viable sin generar fracturas sociales. «La sociedad mallorquina demanda, con una claridad sin precedentes, un nuevo contrato social en torno al turismo: Un pacto que equilibre los legítimos intereses económicos con la preservación del territorio, el derecho a la vivienda, la protección de la identidad cultural y, en última instancia, la dignidad y calidad de vida de quienes hacen de esta isla su hogar», señala textualmente el estudio.
El informe considera que la temporada 2024 ha marcado un punto de inflexión en la relación entre el turismo y las personas residentes de Mallorca. En este sentido, unas 10.000 personas se manifestaron en mayo de 2024 en Palma para exigir, entre otras cuestiones, regulaciones más estrictas para la compra de propiedades por parte de no residentes. Además, el 21 de julio se manifestaron en Palma entre 20.000 personas, según fuentes policiales, y 50.000, según los organizadores, bajo el lema «Canviem el rumb: posam límits al turisme». Durante los meses estivales se produjeron también diferentes acciones reivindicativas en el Caló des Moro o s’Arenal. La Fundament Asociación ha realizado una encuesta que ha contado con la participación voluntaria de personas interesadas en compartir su perspectiva sobre el turismo en Mallorca. En total, se recopilaron 440 respuestas, lo que arroja un margen de error del 4,67% y un nivel de confianza del 95%. Las conclusiones obtenidas buscan informar sobre el sentir de la población y la mejor manera de activar políticas públicas para fomentar un turismo que respete y beneficie la convivencia de la comunidad local.
Los resultados de 2024, la tercera encuesta realizada por Fundament Asociación, muestran un deterioro notable en la percepción que tienen los residentes sobre el impacto del turismo en su calidad de vida. Los datos ponen en evidencia una intensa preocupación en torno a la vivienda, el coste de la vida, la saturación de los espacios públicos y el impacto medioambiental. En este sentido más del 95% de las personas encuestadas consideran que el turismo afecta de forma negativa al medio ambiente y el 98% relaciona directamente la actividad turística con el aumento de precios.
La encuesta constata también un escepticismo generalizado hacia la gestión institucional del fenómeno turístico. De hecho, solo el 20% de los encuestados considera que la gestión durante la temporada 2024 ha mejorado la convivencia. Aparece un claro consenso en considerar necesario y urgente diversificar la economía. De hecho, se señala a la dependencia del turismo como una fragilidad estructural que compromete el futuro.
En el 2024 se ha preguntado por vez primera a los encuestados si han participado en alguna manifestación o actividad relacionada con el turismo. Un 51,6% de los encuestados han participado en manifestaciones o actividades relacionadas con el turismo. En Palma, este porcentaje se eleva hasta el 60% de los encuestados. Otro factor importante a considerar es que el 90,19% asegura que el turismo impacta en su día a día. Esta cifra supone un incremento del 9,15% respecto al 81,04% registrado en 2023. El informe señala que la percepción del impacto turístico en la vida diaria sea ha vuelto casi universal entre las personas residentes.
Un elevado 97,44% reconoce el impacto ambiental del turismo, una percepción que se ha consolidado con un incremento sostenido desde 2022. La preocupación por los efectos ambientales del turismo se ha convertido en uno de los aspectos más ampliamente compartidos por la población. Un aspecto capital es la percepción negativa del turismo. Un 93,46% considera que el turismo afecta a su calidad de vida y rechaza la idea de que una mayor presencia de visitantes mejore su bienestar cotidiano. Además, el escepticismo frente a los supuestos beneficios del turismo para el bienestar local aumenta un 10,48% respecto a 2023 y confirma una tendencia ascendente desde 2022 cuando era del 74,44%.
Genera también un consenso prácticamente absoluto la relación entre el turismo y el encarecimiento del cose de vida. El 97,66% de los encuestados vincula directamente la actividad turística con el incremento de precios en la isla, una percepción casi idéntica entre quienes trabajan en el sector (97,47%). El 90,14% considera que el turismo deteriora la calidad del transporte público, porcentaje que se reduce hasta el 83,54% entre los que trabajan en el sector turístico. La percepción negativa ha aumentado un espectacular 34,46% desde 2023.
De igual manera, un 89,98% de los encuestados percibe un deterioro de los espacios públicos causado por la presencia masiva de turistas, un parecer que no deja de aumentar. El incremento desde 2023 es del 8,31%. La encuesta refleja de esta manera que el turismo afecta de forma negativa a diferentes aspecto de la vida de los residentes. Pues bien, el 93,66% de los encuestados afirma que el turismo afecta a aspectos fundamentales de su vida cotidiana. Queda claro que consideran que la presencia masiva de visitantes altera el tejido social de la isla. El porcentaje entre quienes trabajan en el sector turístico es también significativamente alto (92,58%).
Una clara mayoría de los encuestados, un 93,68%, considera que su gasto en ocio ha aumentado de forma importante a consecuencia del turismo. El incremento es del 18,56% respecto al 75,12% registrado en la encuesta de 2023. La percepción entre los que trabajan en el sector turístico es prácticamente idéntica, puesto que son el 93,71% los que consideran que el aumento de precios del ocio es consecuencia del turismo. La mayoría de los encuestados, un 57,85%, cree que el turismo no debería ser la única vía del futuro de Mallorca. Muchos encuestados reconocen que el turismo continuará siendo parte de la economía mallorquina, pero rechazan el actual modelo del turismo masivo como única vía de desarrollo.
Puede considerarse como una llamada inequívoca a la diversificación que el 97,67% de los encuestados considera que Mallorca debe reducir la dependencia del monocultivo turístico. Es curioso comprobar como este porcentaje es aún mayor entre quienes trabajan en el sector turístico (98,04%). El 52,82% de los encuestados considera que el turismo no favorece interacciones positivas entre residentes y visitantes. Este dato, explica el informe, contradice uno de los argumentos tradicionalmente utilizados a favor del turismo: su supuesto papel como facilitador del intercambio cultural y enriquecimiento mutuo.
El papel de las instituciones públicas en la gestión del turismo es fundamental. El 79,34% desaprueban la gestión actual. En este sentido, una contundente mayoría considera ineficaces las medidas adoptadas para mejorar la convivencia. El ‘Estudio sobre la Sostenibilidad Social del Turismo en Mallorca’ revela que las respuestas a la pregunta ‘Qué aspecto del turismo en Mallorca te gustaría preservar para las futuras generaciones’ reflejan una aspiración colectiva hacia un modelo en el que el turismo coexiste en equilibrio con la naturaleza, la cultura local y el bienestar de las personas residentes. La visión predominante es la de un turismo sostenible, consciente y de calidad que actúe como complemento económico sin dominar todos los aspectos de la vida. La mayoría de las personas encuestadas idealizan un futuro en el que los visitantes valoran y respetan la autenticidad de Mallorca, contribuyan positivamente a su economía y se integren temporalmente en su tejido social sin desplazar a la población local.
Los encuestados respondieron también a la pregunta que les interrogaba sobre si pudieran cambiar una sola cosa sobre el turismo en Mallorca. Un 58,87% apunta a la limitación y reducción del volumen turístico. En cambio, el 42,84% apuesta por una transformación del modelo turístico. El 31,27% considera de gran importancia regular el alojamiento turístico. Son muchos los que priorizan estrictas regulaciones para las viviendas turísticas y la compra de propiedades por no residentes para garantizar vivienda asequible para la población local. Otras respuestas apuntan al control de la movilidad turística (27,32%), la protección de recursos naturales (16,34%), mejora de la gobernanza turística (12,68%), protección de la identidad cultural (9,30%) y diversificación económica (8,45%).