Urbia, inteligencia invisible al servicio de la ciudad
Jaime Roig es nieto del fundador de la compañía y junto a su padre Toni Jaime lideran la empresa, fundada en 1977. Es una referencia en mantenimiento de infraestructuras urbanas de todo tipo
Jaime Roig junto a su padre Toni Jaime posan en sus instalaciones del Polígono de Can Valero, donde está su sede central | Foto: Aina Ambrosio
Rojo, amarillo y ¡Verde! Corría el año 1977 cuando los payasos de la tele, los entrañables Gaby, Fofó y Miliki, gritaban a los niños esta mítica frase para que estos la repitieran como si no hubiera un mañana. Era la forma que tenían de explicarnos el funcionamiento de un semáforo. Suena pueril, incluso naif, pero así éramos hace casi medio siglo. Luego entenderemos la conexión. España se preparaba para abrirse al mundo, mientras Palma iniciaba su regreso al futuro. Eran tiempos de descubrimiento, de emprendimiento, de apertura. Se convocaron las primeras elecciones democráticas y nos pusimos manos a la obra, sin mirar atrás y con la esperanza de crecer y hacernos mejores, en todos los sentidos.
También en 1977, fallece Matías Albertí, el propietario de Eléctrica Española, la empresa en la que Andrés Roig, fundador de lo que hoy es Urbia, había empezado a trabajar como aprendiz hasta llegar a convertirse en su director comercial. Eléctrica Española tenía dos grandes departamentos: la tienda de lámparas y el taller, que ya contaba con una plantilla de treinta empleados. Los hijos del fallecido Matías Albertí se hicieron cargo de la tienda, pero no quisieron quedarse con el taller, que funcionaba con la denominación de Eléctrica Española de Montajes, por lo que Andrés Roig, aprovechó los tiempos de emprendimiento, vio la oportunidad, hizo una oferta y se la quedó. Tres años después, constituyó una sociedad anónima con el nombre de Electrotecnia Española Roig SA a la que pasó el negocio. Los socios eran de su plena confianza: él tenía el 70%; su mujer Paquita el 10%; su hijo Toni Jaime otro 10% y su hija Anabel, el 10% restante. Una empresa familiar para una familia empresaria. Roig ya era conocido como Andreu, el de los semáforos. Su compañía había empezado a hacer las primeras instalaciones semafóricas para el Ajuntament de Palma. He aquí la conexión con el rojo, amarillo y ¡Verde! de los eternos payasos de la tele.
La empresa va creciendo al ritmo que lo hace la ciudad. Toni Jaime acaba sus estudios y se incorpora de inmediato a la empresa. Estamos en 1991. «Estudié Económicas en Madrid del 86 al 90 y del 90 al 91 cursé un MBA en el Instituto de Empresa. La fiesta de graduación fue el 20 de julio y el 1 de agosto me incorporaba a la empresa familiar». Le hubiera gustado alargar su estancia en la capital, porque aquel Madrid de los años ochenta y noventa no tenía pinta de ser aburrido, pero a la llamada de su padre no tenía más opción que responder como lo hizo. Durante años convivieron las dos generaciones, el conocimiento práctico y la sensatez de Andrés con las ganas y la preparación académica de Toni Jaime. Poco a poco, el padre fue cediendo las riendas de la gestión de la empresa a su hijo para que este asumiera nuevas responsabilidades. Diversos problemas de salud aceleraron el proceso. Su hermana había llevado su camino por la rama sanitaria, se graduó en enfermería, sin implicarse en la gestión de la compañía familiar.
La convivencia empresarial de padre e hijo fue productiva y satisfactoria para ambos. La empresa se había consolidado como la referencia del sector y tenían el 100% de su mercado en Mallorca por lo que no tenía mucho sentido mantener el pomposo nombre de Electrotecnia Española. Así, en 2005 decidieron cambiarlo por el de Roig, obres, serveis i mediambient. No fue la única decisión importante que se tomó en aquel momento, ya que al compás de la modificación del nombre también tomaron la decisión de emprender una etapa de crecimiento y la manera de hacerlo fue diversificando en los servicios que el sector ofrecía y en los que todavía no estaban activos, como el mantenimiento de jardinería o el mobiliario urbano.
Toni Jaime, segunda generación, y Jaime, tercera, aseguran la continuidad de la empresa familiar.
En 1997 nace Jaime, el primer y único nieto de Andrés. En 2015, sigue los pasos de su padre y también se va a Madrid para cursar ADE y Derecho en el prestigioso Instituto de Empresa. Le gustan los negocios y ve en la empresa familiar la salida a su vocación. El 2016 es un año señalado para la familia y la empresa. Por una parte, diseñan un plan estratégico para la empresa familiar o para la familia empresaria, que en este caso, se diluyen una y otra vez. Andrés, tras una exitosa trayectoria empresarial y con problemas de salud, decidió que había llegado el momento de dar un paso al lado y se propone dejar la empresa y repartir el patrimonio familiar entre sus hijos. «La verdad es que resultó muy sencillo», cuenta Toni Jaime. «Seguimos la primera norma de los protocolos familiares y preguntamos a mi hermana qué quería hacer. Ella no quería estar en la gestión y así se hizo. Escindimos la sociedad matriz y a Anabel le correspondió la parte que podía ofrecerle ingresos periódicos asegurados, sobre todo por alquileres, mientras que yo me hice cargo de la parte empresarial. Solo desoímos a mi padre en una cosa: yo no quise que mi hermana se quedara sin su participación del 10% en la compañía. Y de hecho la mantiene, aunque el protocolo familiar que suscribimos delimita claramente su posible transmisión». Esta transición fue posible gracias a la buena voluntad y relación de los hermanos y al asesoramiento de Manuel Bermejo, un especialista en empresas familiares y consejero de su máxima confianza. Cerrada la transición familiar en la empresa, elaboraron el plan estratégico de negocio con dos puntos clave: expansión a nivel nacional y un cambio de marca.
La decisión ya estaba tomada, pero las cuestiones judiciales acontecidas a finales de 2016 precipitaron los planes. Toni Jaime no rehúye la conversación y ofrece todas las explicaciones mientras Jaime, su hijo, apuntilla los detalles. «Fueron momentos muy complicados, con imputaciones por delitos graves. Nosotros teníamos la conciencia muy tranquila porque sabíamos que nos utilizaban para hacer daño a otras personas». Finalmente, unos casos se archivaron y en los otros salieron absueltos. La pesadilla tocó a su fin. «Lo pasamos mal, pero contábamos con la confianza de la familia y de los amigos. Al final, la verdad se impuso y lo sucedido nos sirvió para acelerar el plan estratégico de negocio que habíamos elaborado y para fortalecer nuestra cultura y nuestros valores tanto a nivel familiar como empresarial».
Superada la cuestión, nos volvemos a centrar en la empresa. Las grandes compañías desembarcaron en Mallorca y competir con ellas resultaba cada vez más complicado. Era crecer o morir y aprovechando la modificación de la Ley de Contratos del Sector Público de 2017 decidieron dar el salto. La nueva ley era mucho más transparente, favorecía la concurrencia de medianas y pequeñas empresas y por lo tanto la competencia. «En 2014, habíamos creado un departamento de estudios y licitaciones muy potente que nos permitía salir fuera de Mallorca y competir con cualquiera de las grandes compañías nacionales», en palabras de Toni Jaime.
El salto a la península nunca es fácil para un mallorquín ni para una empresa mallorquina. No por la capacidad, más que demostrada, sino por la sensación de salir de nuestra zona de confort, esa que controlamos perfectamente, que conocemos de sobra y que nos permite mantener una comodidad demasiado atractiva para demasiada gente y demasiadas empresas. Actualmente, Urbia Services, la denominación actual de la compañía, es una empresa líder en ingeniería y servicios de mantenimiento. Cuenta con una plantilla de 366 empleados fijos y gestionan más de 400 proyectos en toda España, desde el Ministerio de Hacienda al último aeropuerto de Canarias, desde instituciones en Catalunya a los aeródromos de la zona oeste, sin olvidar su mercado primigenio, el de Mallorca. En el plan estratégico que acabaron de definir en 2017, dos eran los puntos claves: crecer fuera de Mallorca e introducirse en el sector privado, con el objetivo de llegar al cliente final y poder realizar lo que mejor saben hacer, el mantenimiento, tanto de instalaciones como de climatizaciones o mobiliario urbano. «No somos constructores, somos una empresa de servicios, especializada en mantenimiento», afirma Jaime Roig siguiendo la estrategia marcada por su padre. «Ingresos recurrentes, poc a poc, pero seguros», corrobora Toni Jaime.
La primera parte del plan estratégico se cumplió satisfactoriamente, ya que ocho años después de su elaboración Urbia factura fuera de la isla aproximadamente el 60% de los trabajos que realiza. No fue fácil porque el primer «enemigo» lo tuvo en casa. Convencer al equipo directivo de Urbia de la conveniencia de salir fuera a competir, a licitar, a trabajar resultó complicado, «pero no era una opción, era una necesidad, la viabilidad de la empresa pasaba por dar el salto al resto de España». Sin embargo, valió la pena: la facturación se ha multiplicado casi por tres, la empresa se ha fortalecido en todos los ámbitos y el equipo directivo ha sido el primero en impulsar el cambio de cultura empresarial.
Por contra, la segunda parte no ha podido cumplirse. «No hemos sido capaces de llegar al cliente final y no nos gusta tener que pasar por intermediarios, así que decidimos volver a lo que de verdad sabemos hacer y actualmente nuestro mercado es 100% público», según explica el CEO de la compañía. La administración pública es un laberinto, pero Urbia conoce los caminos para llegar a la meta. Llevan recorriéndolos desde 1977. No tienen departamento comercial, innecesario en la administración, pero sí una sección de licitaciones que les permite conocer al instante todas las que se publican, discriminándolas por importes, condiciones o plazos para poder centrarse en aquellas en las que sus posibilidades de éxito son mayores.
Actualmente tienen presencia en Catalunya, donde llevan el mantenimiento de los parques de bomberos y de varias comisarías de mossos d’esquadra; en Madrid, donde gestionan desde el Ministerio de Defensa, el de Hacienda hasta el museo Reina Sofía entre otros organismos. En la Comunitat Valenciana también tienen mercado y se ocupan de mantenimientos varios, que van desde la Universidad Blasco Ibáñez a la Marina, donde se celebró la Copa del América. Han llegado a Asturias, con el mantenimiento de las sedes judiciales del Principado y del ayuntamiento de Oviedo y a Andalucía, con fuerte presencia en Granada y Málaga. Otro de sus grandes clientes es AENA, por la exigencia que supone dar el servicio que esta compañía exige. Se encargan del mantenimiento de la climatización de Son Sant Joan, además del mantenimiento de instalaciones, limpieza y la jardinería de los aeropuertos del Suroeste y Levante y, recientemente, han ganado el concurso del clima e instalaciones de los aeropuertos del Norte y los de Canarias.
A los contratos de servicios normalmente se presentan solos, aunque han constituido muchas UTEs (Unión Temporal de Empresas) en los casos en los que ha sido necesaria la suma con otra empresa. Con este panorama, la posibilidad de recibir ofertas de compra de la compañía han debido ser numerosas. «Mi voluntad nunca ha sido vender la empresa. Al contrario, intentaba darles la vuelta y ofrecerles ir juntos a los nuevos proyectos», afirma Toni mientras su hijo Jaime es consciente de que el relevo, que ya hizo su padre, se va acercando. Se incorporó a la empresa en 2022, y durante estos tres años ha ido pasando por varios departamentos para conocer de primera mano la realidad de Urbia. Actualmente, lidera el departamento de innovación y nuevas tecnologías, un sector estratégico para la compañía, y seguirá avanzando en la gestión de la empresa familiar a medida que la experiencia conseguida se lo permita. Su padre compartió con su abuelo Andrés unos quince años de trabajo, formándose y adquiriendo los conocimientos necesarios para afrontar la responsabilidad de una gestión en solitario. No parece que este vaya a ser el caso, ya que las previsiones del actual CEO de Urbia tienen en 2027 un punto de inflexión: en ese año la empresa celebrará su 50 aniversario, él cumplirá 60 y su hijo, 30. Demasiadas cifras redondas como para no tenerlas en consideración. Andrés se lo puso fácil a su hijo Toni Jaime en la transición del control de la empresa y este ha seguido el mismo camino con Jaime, quien no solo tendrá la responsabilidad de mantener el legado familiar sino de transmitir los valores y la cultura de la empresa. Lo hará acompañado por un consejo asesor externo que les asesora en las grandes decisiones estratégicas.
Jaime se prepara para asumir nuevas responsabilidades, mientras Toni se ocupa cada vez más de las nuevas inversiones que han realizado en sectores alejados del suyo tradicional, como el de la concesión a largo plazo de un aparcamiento público. Recientemente, han tomado una participación significativa en el grupo La Vasca, que gestiona los restaurante de igual nombre de Palma y de Bunyola, además de Sukalde, en el Puro Grand Hotel. Es una aventura en la que se ocuparán de la parte de gestión, «que es lo que sabemos hacer, gestionar empresas», como afirma Toni Jaime. Superados felizmente los problemas judiciales, la empresa familiar y la familia empresaria afrontan el futuro disfrutándolo día a día como se lo recomendaría el Cholo Simeone, el entrenador de otra de las grandes pasiones que comparten padre e hijo, el Atlético de Madrid.
El apunte
El álbum
Una familia feliz: El álbum recoge momentos entrañables de la familia. En la foto de la izquierda, Andrés Roig y Paquita Company posan orgullosos con sus hijos Anabel y Toni Jaime. A continuación, la familia Roig Segura al completo, con Carmina en el centro, en una celebración. Para Paquita y Andrés la familia siempre fue un motivo de orgullo y transmitieron sus valores a la empresa, que se creó en 1977. Aunque Andrés, el fundador, no pudo compartir su trabajo en la compañía con su nieto Jaime, sí que lo hizo durante más de quince años con su hijo Toni Jaime. Los problemas de salud provocaron que la sucesión se adelantara más de lo previsto. La graduación de Jaime en el Instituto de Empresa con el doble grado en ADE y Derecho le llenó de orgullo, especialmente por ver en él la continuidad de la empresa familiar. Urbia se ha consolidado como referente en el mantenimiento de instalaciones y servicios urbanos tanto en Mallorca como en el resto de España.