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Tras un año 2022 por debajo de las bolsas europeas, especialmente el índice tecnológico Nasdaq, muy castigado por la macroeconomía, los principales índices americanos vuelven a sonreír en este 2023. Sin embargo, no han estado exentos de ruidos y de incertidumbre: datos de inflación más altos de lo esperado en enero, subidas importantes de tipos de interés, problemas del sector inmobiliario y, últimamente, de su banca pequeña, que ha provocado la liquidación de Silicon Valley Bank, entidad que aúna dos sectores básicos para Wall Street: el financiero y el tecnológico. Con todo ello, el Nasdaq ronda el 20% de subidas este año, aunque el S&P y, especialmente el Dow Jones, están algo más retrasados.

Independientemente de la inflación, subida de tipos o recesión, variables macroeconómicas que están en el epicentro de las noticias financieras, esta semana ha empezado una de las cuatro épocas de presentación de resultados empresariales que hay cada año. Aunque en esta ocasión se espera que los beneficios que publiquen las empresas sean bastante inferiores a los anteriores, es un punto secundario a analizar. Hay dos aspectos realmente importantes en esta cuestión: que presenten mejor o peor de lo esperado y que las perspectivas o guidance no sean malas para los próximos trimestres, algo que en el entorno actual de incertidumbre gana más peso.

Si las sorpresas positivas, tal y como sucedió el trimestre pasado, son superiores a las negativas sería una gran noticia. Aunque el resultado absoluto sea peor que el anterior: los analistas lanzan una valoración de una compañía en función de unas perspectivas, si estás les sorprenden positivamente (aunque no sean buenas) su valoración cambiará para bien y podrían lanzar una recomendación de compra o incorporarla en cartera lo que retroalimenta la subida. Claro está, en caso contrario, aunque el resultado sea muy bueno, podría provocar caídas notables.

Evidentemente, todos las noticias macroeconómicas afectan a estos resultados, de hecho en el último trimestre del año pasado la palabra inflación apareció 332 veces en las presentaciones de resultados de las compañías del S&P 500; pero es fundamental que el inversor sea consciente que son variables ya incorporadas en las cálculos, de ahí la importancia de las sorpresas positivas o negativas. De momento, las primeras presentaciones de resultados han sido positivas. De momento, aún son pocas pero tan relevantes como la gran banca de inversión (Bank of America, Goldman Sachs, o Bank of New York), la banca «pequeña», puesta en entredicho las últimas semanas (Charles Schwab o M&T Bank), u otras empresas tan relevantes y diferentes como Johnson & Johnson, Netflix o IBM. Hasta ahora, la mayoría de ellas han mejorado expectativas.

Ante un momento tan especial como éste, buscar soportes, en función del horizonte temporal de cada uno, donde invertir si se respetan o donde desinvertir si se pierden, puede ser absolutamente fundamental. Sin duda los mínimos de 2022 son el principal suelo, pero podría estar muy alejado para inversores a medio o corto plazo (ni mucho menos para largoplacistas) así que los 31.400 del Dow Jones, los 3.820 del S&P o los 11.700 del Nasdaq serían los más sólidos a medio plazo.