Gestionar un negocio nunca ha sido fácil, pero ahora se está volviendo excesivamente complejo. La ingente cantidad de planes de desarrollo a cumplimentar —que se han multiplicado sin freno en estos últimos años pandémicos— a la que nos obligan las diferentes administraciones públicas, hacen que tengamos que participar de manera forzosa de tareas que no aportan absolutamente nada. Estamos imperativamente sujetos a la entrega de una vasta variedad de papeleo meramente administrativo, insípido e insustancial que ya nos está desbordando: planes de igualdad, planes de circularidad y sostenibilidad, tener al día los certificados de eficiencia energética, la prevención de riesgos laborales actualizada al milímetro con las últimas ocurrencias del ministerio o conselleria de turno, buscarte la vida para cumplir con el nuevo y desastroso sistema de captación de datos de clientes…
Verán que no estoy entrando en la cumplimentación de obligaciones fiscales, contables o laborales, no, eso es otro tema que daría para veinte artículos más, pero bueno, se tiene asumido que tiene que ser así y todos vamos sacándolo, así como podemos. Quien más quien menos le teme a Hacienda y a la Seguridad Social y no se trata de que se enojen.
Más que empresas, gestorías
10/02/23 8:38
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