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El año 2022 pasará a la historia por juntar cinco acontecimientos negativos, tres de los cuales no se daban desde hacía muchísimos años: (i) niveles de inflación de dos dígitos en países desarrollados; (ii) subidas de tipos de interés como no se habían visto; (iii) una guerra en territorio europeo que ha puesto contra las cuerdas el abastecimiento energético; (iv) conflictos diplomáticos entre China y EEUU ya no solo por la guerra comercial sino por el apoyo americano a Taiwán y (v) la COVID haciendo todavía estragos con varios confinamientos relevantes en China.

Todo ello ha provocado un desplome histórico en el mercado de renta fija con hundimiento en muchas emisiones públicas y privadas derivadas de la subida de tipos de interés. Si miramos exclusivamente las bolsas, las bajadas han sido fuertes pero han aguantado con relativa solvencia en algunos mercados.
Por ejemplo, la caída de poco más del 5% en el IBEX no habla de un año nefasto. El gran peso de la banca (además se incorporó Unicaja en diciembre) en el índice y el beneficio que le genera la subida de tipos de interés ha ayudado a ello. Así por ejemplo, Caixabank, Sabadell, Bankinter y BBVA han subido (adicionando dividendos) un 59,58; 54,61; 45,87 y 15,11% respectivamente. La excepción ha sido Banco Santander que se ha dejado un 0,74%.

Las caídas han sido algo más fuertes en Italia (-13,31%), Alemania (-12,35%); zona euro (-11,74%) y Francia (-9,50%). Aunque, en el Viejo Continente encontramos uno de los índices que han cerrado en verde: el FTSE británico (+0,91%) aunque un inversor español hubiera perdido ya que la libra se ha depreciado un 5,98% debido a la inestabilidad política del Reino Unido.

En América encontramos otro índice en verde, el Bovespa (+4,69%) aunque el comportamiento de Wall Street sí ha sido extraordinariamente malo, no tanto en el Dow Jones (-8,78%) pero sí en S&P (-19,44%) y, especialmente, Nasdaq (-32,97%).

En lo que respecta a Asia, como siempre, mucha variedad de resultados al tratarse de bolsas muy heterogéneas: mientras el Sensex indio ha conseguido una revalorización del 4,44%, el Kospi coreano (con mucha influencia directa de Samsung) se ha dejado un 24,89%. En medio, Hang Seng de Hong Kong, gracias a una recuperación fuerte en las últimas semanas, Shangai o Nikkei japonés han perdido un 15,74; 13,32 y 9,37% respectivamente.

El año en mercados ha sido muy negativo, no tanto por las caídas de bolsa que, como hemos visto y con la excepción de algunos índices, han caído fuertemente pero no ha sido dramático, sino más por otros activos. Además de las pérdidas históricas de la renta fija, han caído materias primas industriales y solo se han salvado el petróleo (por un rally de última hora), la plata, el oro (ha acabado plano) y algunas divisas como el dólar o el franco suizo que han ejercido de refugio, una al amparo de subidas de tipos más fuertes que Europa y otra por su historial de seguridad.

2023 se plantea apasionante ya que algunos de los cinco factores mencionados al principio se pueden apagar pero otros se reanimarán creando incertidumbre y nuevas oportunidades de inversión.