Las viviendas dedicadas al alquiler turístico han de estar señalizadas.

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El alquiler vacacional está en el punto de mira de los hoteleros de forma casi permanente. Ha sido culpabilizado de casi todos los males del turismo, comenzando por la masificación. El Govern anunció meses atrás una moratoria de plazas turísticas, tanto hoteleras como de alquiler, y Habtur tiene claro que la decisión debe adoptarla el Consell de Mallorca con total independencia. Antoni Barceló, presidente de la Associació d’habitatges de lloguer turístic a les Illes Balears (Habtur), y la gerente Maria Gibert abogan por mantener el peso específico del alquiler vacacional si se decide apostar por el decrecimiento. «Debe mantenerse el peso específico del alquiler vacacional en el sector turístico. Debería garantizarse la supervivencia de las plazas adquiridas sin coste alguno antes de la reforma de la ley. De esta manera, se aseguraría la rotación de las plazas», señala Gibert, que apunta también a la sustancial diferencia entre el sector hotelero y el vacacional. «Un hotel está hecho y pensado para sobrevivir en el tiempo, mientras que una vivienda se dedica al alquiler vacacional unos diez años de promedio. Es decir, que una familia que comercializa una vivienda deja de hacerlo en unos diez años. Desde Habtur no estamos en contra del decrecimiento, lo que no puede ser es que el 100% del decrecimiento se produzca en el alquiler vacacional», argumenta.

Antoni Barceló considera que el alquiler turístico está siendo criminalizado y recuerda los enormes beneficios que supone para la oferta complementaria. «El alquiler vacacional está criminalizado cuando nosotros tenemos 103.000 plazas y existen 315.000 hoteleras. Además, generamos muchos más beneficios a la oferta complementaria. En este sentido, consideramos que ya hemos perdido muchas plazas y que ahora debe trabajarse en la desaparición de plazas hoteleras obsoletas», indica Barceló, que eleva el tono para asegurar que «a nosotros ya nos han quitado 20.000 plazas y a los hoteleros, ni una».

Maria Gibert y Antoni Barceló
Maria Gibert y Antoni Barceló no son contrarios al decrecimiento de plazas, si es proporcional con los hoteleros.

Llegados a este punto, tanto Gibert como Barceló son contundentes al asegurar que si se acuerda un decrecimiento habría que partir de las plazas que aprobó el PIAT. «De momento, el peso del decrecimiento solo ha caído sobre nuestras espaldas. Consideramos que debe ser proporcional, pero considerando las plazas existentes cuando se aprobó el PIAT. Nosotros ya hemos perdido plazas. El PIAT fijó un techo de plazas, que eran 430.000. Sobre esta cantidad debería realizarse, en todo caso, un decrecimiento proporcional. El sentido común así lo indica. Nosotros, desde que se aprobó el PIAT hasta hoy, ya hemos perdido 20.000 plazas», afirma Gibert.

Y reitera cuál es la postura oficial de Habtur. «Reducir de forma proporcional tanto las plazas hoteleras como las de alquiler vacacional, pero considerando las plazas que contemplaba el PIAT. Si hace dos años podíamos asumir 430.000 plazas, para Habtur no es comprensible que ahora varíen los números. Este año ha sido extraordinario, pero no se pueden adoptar decisiones en base a años excepcionales. Si hace dos años pensabas, y así lo aprobaste, que debía haber una capacidad máxima de 430.000 plazas en Mallorca, dos años después no es normal que pienses que la misma cifra es un desastre. Son los mismos gobernantes. Si es que hay que decrecer, nosotros consideramos que debemos mantener la proporcionalidad según las cifras del PIAT», acaba señalando.

Barceló y Gibert explican que existe el riesgo real de que el alquiler vacacional se quede en pocos años solo con el 10% de las plazas actuales. «Las 95.000 plazas anteriores a la ley de 2017 están destinadas a desaparecer. La ley de 2017 crea la bolsa a la que se debe recurrir para comprar las plazas y determina que las anteriores no se pueden renovar. Si dejas la actividad, la plaza desaparece. El alquiler vacacional está en peligro», afirma Gibert. «Matarían el alquiler vacacional cuando hay datos a nivel europeo que apuntan a que el 40% de la demanda quiere este tipo de alojamientos. En Mallorca, en este sentido, tendremos un problema. Si no podemos cubrir la demanda optarán por otros destinos», asegura. Gibert y Barceló no dudan en asegurar que una de sus mayores preocupaciones es la oferta ilegal. Consideran que el sector hotelero está contra el alquiler turístico y no solo contra la oferta ilegal. «Los hoteleros se quieren comer todo el pastel. Les molestamos. Durante 40 años, el turismo ha sido un oligopolio de 50 familias. No les va bien repartir la riqueza», afirma el presidente de Habtur Antoni Barceló.

OFERTA ILEGAL. Gibert, por su parte, recuerda que Habtur es la más interesada en acabar con la oferta ilegal. «Hemos dicho por activa y por pasiva que la competencia desleal nos perjudica a todos. Nosotros, como asociación, hemos puesto en marcha una oficina de defensa de la competencia que se dedica, precisamente, a vigilar y denunciar las irregularidades que se detectan», manifiesta Gibert.
Ambos tienen claro que la masificación no es un problema provocado por el alquiler vacacional. «Es cierto que existe un problema de masificación. Ahora bien, el turismo de alquiler vacacional no supone ni un 5% de la presión humana de Balears durante los meses de julio y agosto. El problema real es que ahora somos más de 1.100.000 personas en las Islas», señala Barceló.

El alquiler vacacional es una demanda y luchar contra el mercado es imposible, comentan. «Si cada vez hay más clientes que quieren este tipo de alojamientos y no hay oferta legal se irán a la ilegal», explica Gibert. En el mismo sentido, Barceló apunta que la demanda de alquiler vacacional se ha doblado en los últimos cuatro años.

El presidente de Habtur niega que la principal ventaja del alquiler vacacional sea el precio. «Las encuestas de Egatur apuntan a que el gasto medio del turista que se aloja en una vivienda de alquiler vacacional es más alto que el de uno que pernocta en un hotel. La estancia puede ser más barata, pero el gasto es mayor», indica. Habtur da ya por asumidos los requerimientos de la administración, aunque denuncia los agravios comparativos con respecto al sector hotelero. «A nosotros, por ejemplo, sí nos computan como plaza los menores de quince años que se alojan en camas supletorias», argumenta.

Al alquiler vacacional se le atribuye también ser el causante de la masificación. Habtur tiene claro que si su sector representa una cuarta parte de la oferta turística de Balears no se le puede culpabilizar de la masificación. «La masificación no es culpa del alquiler vacacional. Representamos una parte minoritario de la oferta alojativa. No es cierto que el turista de hotel no se mueva del establecimiento y, por tanto, no contribuya a la masificación. Son numerosos los que alquilan un vehículo y tienen interés por conocer diferentes lugares de la isla», explica Barceló.

Al alquiler vacacional también se le culpabiliza de la falta y el encarecimiento de la vivienda para los residentes. «Los detractores atribuyen al alquiler vacacional casi todos los males. La prohibición del alquiler turístico en Palma está claro que no ha provocado un descenso en el precio el alquiler. Además, no se incrementó el parque de viviendas disponible para el alquiler. Los propietarios, de hecho, optaron por cerrar los pisos o venderlos. Muchos habían llegado al vacacional por malas experiencias con el alquiler vía LAU (Ley de arrendamientos urbanos). La falta de viviendas en Palma está claro que no es culpa del alquiler vacacional. Y en la part forana, la gran mayoría de viviendas de alquiler vacacional están situadas en rústico», indica Gibert, que no tiene reparos en señalar quiénes son los grandes enemigos del alquiler vacacional. «Terraferida, Ciutat per a qui l’habita, el GOB, los hoteleros y la administración. Y no sé si me dejo alguien», afirma.

El presidente de Habtur considera que el alquiler vacacional puede contribuir a la desestacionalización, pese a reconocer que buena parte del parque de viviendas no está preparado para los meses de invierno. Barceló es claro al señalar que el alquiler vacacional contribuye en gran medida a un reparto más justo de la riqueza que crea el turismo. «El 90% de los propietarios de viviendas vacacionales tienen una sola casa. Existen, eso sí, empresas comercializadoras. Nuestros clientes solo vienen con el alojamiento contratado. Van a restaurantes, compran… El 70% del gasto de un turista vacacional va destinado a la oferta complementaria», afirma.

Finalmente, desde Habtur lamentan que Balears tenga la normativa más estricta de España y de Europa. «En Portugal, por ejemplo, para tener una casa en alquiler vacacional solo debes darte de alta en el ayuntamiento. Y en muchos municipios de Andalucía pagas una pequeña tasa y ya está», señala Barceló. «En Balears se ha creado un cierto alarmismo. Hoteleros y ecologistas han unido sus fuerzas contra el alquiler vacacional. La regulación es muy restrictiva, aunque también es cierto que la normativa garantiza calidad», indica finalmente la gerente de Habtur.