Juan Miguel Costa, director insular de Turisme de Eivissa, minutos antes de la charla con El Económico. | Daniel Espinosa

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Había «locura» por viajar este 2022 y, en concreto, de pasar vacaciones en Eivissa. El director insular de Turismo del Consell d’Eivissa, Juan Miguel Costa, reconoce que se han sobrepasado las expectativas iniciales: «Ni el más optimista podía pensar que estaríamos en cifras de 2019». Entre los retos de cara al próximo año se encuentran la dificultad de acceso a la vivienda asequible, con la consiguiente fuga de trabajadores del sector turístico, y la lacra del intrusismo.

¿Qué valoración hace de la temporada 2022?
Ha sobrepasado las expectativas que teníamos, sin duda. Pensaba que sería una temporada buena, en la que volveríamos a la normalidad. Y, al final, se ha convertido en una temporada muy similar a la de 2019, por no decir prácticamente igual. Incluso el gasto medio por turista ha sido más elevado que en 2019. Todo esto con las contraindicaciones que conlleva porque ha habido sensaciones de masificación en algunos momentos, que creo que también viene dada porque veníamos de dos años en los que no hubo nada.

¿Había ganas de Eivissa?
Había locura por viajar con mucho foco puesto en Eivissa como destino.

¿Este año se ha reservado con más antelación o ha sido más en el último minuto?
Lo que pasaba en pandemia es que había muchas cancelaciones porque había mucha más incertidumbre en todos los sentidos. A raíz de la pandemia, también los hábitos del consumidor han cambiado; ahora todo se hace más en el último minuto y por impulso.

¿Hay algún mercado que haya sorprendido?
El mercado francófono, es decir, Suiza, Bélgica y Francia están en crecimiento, igual que el mercado alemán ha vuelto a crecer después de varios años de caídas. Hay mercados que no tienen tantos visitantes, pero que son igualmente atractivos como el portugués. Se ha estabilizado el mercado holandés y ha bajado un poquito el turista británico.

Uno de los principales retos siempre es desestacionalizar, ¿se ha conseguido este año?
Llevamos varios años que se consigue empezar antes y acabar después del 31 de octubre. Recordemos que este año empezamos el 1 de abril, además con una parte de la planta hotelera importante abierta. La Semana Santa también cayó muy bien y el ocio de Eivissa abrió a finales de abril; todo esto sumó para poder abrir antes. También ha habido hoteles que han cerrado más allá del 31 de octubre. Muy poco a poco se va cambiando esta tendencia y vamos consiguiendo alargar la temporada en los extremos.

¿Qué factores han influido en alargar la temporada? ¿Las discotecas han sido uno de ellos?
El ocio ha sido un elemento muy importante a la hora de alargar la temporada, pero también los eventos tanto a nivel cultural como deportivo mueven a mucha gente no solo de participantes sino de acompañantes que vienen a a disfrutar de la isla y esto hizo que miles de personas llegaran en el mes de abril. Las compañías aéreas, además, iniciaron su operativa más pronto para poder mover a toda esta gente de eventos deportivos y culturales. De hecho, el calendario de pruebas deportivas se prevé de esta manera, siempre en los extremos de temporada para poder atraer a gente fuera de los meses centrales; es un cliente muy goloso porque suele ser repetidor, es responsable y respeta el entorno, que es lo que buscamos también.

En relación a la desestacionalización, ya son varias las discotecas de Eivissa que han anunciado que abrirán para Nochevieja.
Esto es muy positivo, además en un época en la que el clima y la temperatura acompaña. Para una persona que está en Londres o Alemania venir a Eivissa en diciembre y encontrarse con 15, 18 o 20 grados de temperatura es maravilloso. Si esto lo acompañamos de una oferta hotelera, de restauración y de diferentes eventos, como puede ser el ocio, pues hablamos de 10.000, 12.000 o 15.000 personas que vendrán para esta época, que será una inyección importante económicamente hablando. A esto hay que añadir que cada invierno se nota una mayor afluencia de visitantes que tienen una segunda residencia, que también es un mercado importante que nos viene facilitado por las conexiones directas que tenemos este año. El hecho de estar a dos horas o menos de cualquier capital europea hace que la gente se anime a venir semanas aquí en invierno.

¿Se deben subir precios de cara a 2023 o deben mantenerse?
Tenemos que ser cautos. Al final Eivissa está posicionada de una forma que baratos no somos y a mí lo que me preocupa es que no sepamos aparejar estos precios que pedimos por nuestros servicios con una gran calidad porque al final tiene que ir ligada una cosa con otra. Hemos tenido problemas graves de intrusismo, de falta de vivienda y falta de personal. Todos ellos, además, están muy ligados y al final todo esto hace que tengamos una fuga de profesionales y de gente que no quiere venir aquí a trabajar. Esto es un problema que tenemos que ponerle remedio para poder formar personal que no se quiera ir de la isla y que acaben dando un servicio excelente para mantener los precios que tenemos en el mercado. Tenemos que recordar otra parte y es la inflación, ya que los costes fijos de toda la cadena de producción del sector se han incrementado y esto, de alguna manera, se tiene que repercutir en los precios finales; esto es obvio.

¿Eivissa se está enfocando demasiado al lujo?
Eivissa es una isla muy pequeña, pero somos una marca turística muy potente y, además, tenemos una amplia gama de oferta en poco sitio. Es verdad que hay quien viene aquí y puede gastarse todo lo que quiera y más, pero también hay quien viene con un perfil más familiar o con un perfil deportivo y todos tienen cabida. Tenemos un tipo de turista más enfocado al lujo, si se quiere usar esta expresión, y luego tenemos a un tipo de turista más habitual. Tenemos todos claro que solo con el turismo de lujo no podríamos subsistir en la isla; lo que nos ha dado siempre equilibro en esta isla es, precisamente, esta clase media.

Uno de los principales problemas de este año ha sido la falta de personal. ¿Qué se puede hacer para intentar frenar la fuga de trabajadores?
Aunar esfuerzos entre administración y empresas del sector turístico. Muchas empresas hoteleras al final acaban poniendo la cara ellos para conseguir contratos de alquiler para sus empleados y otros alquilan directamente casas para sus trabajadores. Tenemos que remar todos en la misma dirección para poder luchar contra el que veo que es el principal problema, que es el intrusismo; el alquiler por días a turistas es el principal problema que tenemos en Eivissa, ya que esto saca viviendas del mercado que se podrían dedicar al alquiler durante años o meses.

Este año ha resurgido el debate de la saturación y masificación. ¿Cómo se logra disminuir esta sensación?
No es fácil. Entiendo que en julio y agosto sí que hay masificación y sí que me gustaría que vinieran menos turistas en esos dos meses y que estos visitantes se trasladasen a los extremos de la temporada. Lo que hacemos precisamente es trabajar en los productos que nos ayuden a desestacionalizar, como el MICE, el gastronómico, de salud y bienestar; son productos transversales que están operativos todo el año y que son los que consiguen que se visite la isla fuera de temporada. E, insisto, que venimos de dos años en los que no había nada. Todo lo que sea cambiar calidad por cantidad será bienvenido, pero no es un proceso a corto plazo. También influyen los hábitos de consumo porque la gente concentra sus vacaciones en verano porque hace mejor tiempo, es cuando se coge vacaciones y hay vacaciones escolares... no nos podemos olvidar, además, que somos un destino de sol y playa porque muchísima gente se mueve por el clima.

¿Cómo lograr el equilibro entre turista y residente?
Se está trabajando, por ejemplo, en la limitación de entrada de coches y estamos luchando por controlar la oferta ilegal de alojamiento. Tenemos que tener en cuenta que las plazas turísticas legales son 100.000, pero después hay una cantidad inexacta de oferta ilegal que es la que satura la isla y al final acaba consumiendo los mismos recursos de residentes y turistas que sí que se alojan en la oferta legal.

¿Cuánta gente se aloja de forma ilegal en la isla?
No lo sabemos a ciencia cierta, pero podemos hablar de forma aproximada que en los meses centrales de temporada habrá entre 50.000 y 75.000 personas que no sabemos dónde se alojan porque en la oferta legal no lo hacen. Esto tiene presión sobre las carreteras y recursos de la isla, sensación de masificación por los sitios donde te mueves, las carreteras con atascos, depuradoras que no dan a basto... todo esto es lo que tenemos que frenar la isla en su conjunto. Digo la isla en su conjunto porque es un trabajo de todos, del sector público y privado y de lo ciudadanos, todos a una para buscar una solución conjunta.

¿Qué lección extrae de esta temporada?
La potencia de la marca Ibiza a nivel mundial. Hemos pasado de dos años de no tener prácticamente nada a conseguir un año incluso un poco mejor que 2019, que ya fue espectacular. Esto es una clara demostración de la potencia nacional e internacional de Eivissa como marca. En el ‘haber’ pondría el intrusismo, la falta de vivienda asequible y de profesionales en el sector turístico, que es lo que debemos abordar de cara al año que viene para gestionar el éxito y que la situación no nos sobrepase.

¿La marca Ibiza está viviendo un momento espectacular?
Sí, sin duda alguna. La marca Ibiza sigue siendo resiliente y nos ha demostrado que es muy potente.

¿Qué expectativas maneja para 2023?
El volumen de reservas es muy similar al que había en 2019 y 2021 por estas fechas y las aerolíneas ya han anunciado que empezarán a programar vuelos en marzo. Si la inflación no afecta demasiado a los bolsillos tendremos un 2023 muy positivo. No sé si será igual que 2022 porque considero que las ansias por viajar se irán normalizando, pero será muy positivo.