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Los movimientos de las bolsas tienen un comportamiento cíclico: grandes subidas preceden a movimientos bajistas más o menos intensos. Estas caídas se producen con cierta frecuencia y desmontan muchas ideas preconcebidas, especialmente, de pequeños inversores. De hecho la pregunta que más se escucha en despachos de asesores de inversión y que, precisamente, fue la primera del consultorio de octubre de El Económico» es: ¿hay que vender las inversiones en bolsa para protegerse de más caídas? Para contestar a esa pregunta, con la mayor certeza posible (el 100% nunca existirá), hay que conocer la situación personal del inversor, pero a modo genérico hay un factor común: si se ha invertido a largo plazo, de forma muy diversificada y en activos de calidad, ya sea buenos fondos de inversión, SICAVs o acciones directas, podría ser un grave error vender por miedo.

La idea de muchos inversores, especialmente los que tienen menos experiencia en estas lides es «vender para comprar cuando vaya a rebotar». Desgraciadamente, nadie sabe el punto exacto del rebote y a la mayoría de estas personas les suceden dos cosas: o bien compran todavía más caro de lo que vendieron, o, todavía peor, nunca más compran (cuando está cayendo esperan que deje de caer y cuando ha recuperado esperan que vuelva a recortar para no comprar tan caro). ¿Será el rebote que están viendo las bolsas estos últimos días un ejemplo de esta situación? No es la primera vez que este año se han producido rebotes significativos, sin embargo las anteriores se anularon rápidamente.

En esta ocasión se juntan cuatro factores importantes: El que debería ser más significativo es ver los buenos resultados que están presentando las empresas estos días. Es verdad que todavía pocas lo han hecho y la mayoría son americanas, pero están siendo mucho mejores a lo previsto. El segundo es macroeconómico: aunque parezca mentira la inflación se está relajando de forma seria. Los datos mensuales de los últimos 4-5 meses son muy buenos, con la excepción del último de Alemania (y, por consiguiente el del conjunto de la Zona Euro).

El tercero tiene mucho que ver con lo comentado anteriormente: hay mucho miedo, especialmente del pequeño inversor. Este escenario suele ser predecesor a fuertes subidas bursátiles (los pequeños venden a los grandes). El cuarto lo hemos visto varias veces en esta sección: los rebotes se están produciendo en soportes claves. Hay ocasiones en las que bastaría uno de los factores enumerados para provocar fuertes subidas en las bolsas, de hecho sin resultados empresariales y sin referencias macro, cuando hay miedo en soportes suele haber subidas.

Habrá que ver si, en esta ocasión, con cuatro aspectos tan positivos podemos ver cambio de tendenci. En julio se unieron tres y las subidas se anularon muy rápido. La diferencia es que en verano la inflación seguía disparada, de hecho el mercado se giró tras las palabras de Jerome Powell en Jackson Hole hablando de la lucha contra la subida de precios. Desde luego si se controla antes de lo que estaba previsto, los análisis y las valoraciones de las empresas pueden cambiar de forma muy rápida.