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Los movimientos en las bolsas están siendo algo inciertos en los últimos meses: tras las grandes subidas desde los mínimos de marzo de 2020, coincidiendo con los peores momentos de la COVID, los principales índices mundiales se giraron a finales del año pasado. Sin duda la inflación y las consecuencias de la misma, explicadas al detalle la semana pasada en esta sección junto a los cierres en China por su política de «COVID cero», la invasión de Rusia a Ucrania y la ralentización económica que están viviendo las principales economías mundiales hacen que sean demasiadas malas noticias para ver una nueva tendencia alcista, al menos de momento. Sin embargo, los suelos de las bolsas no coinciden con los suelos en la economía: en muchas ocasiones ni siquiera se ven afectadas por momentos económicos duros y en otras el suelo lo hacen en plena crisis, cuando las familias más sufren.

La explicación es simple: en bolsa invertimos a largo plazo, puede dar igual cómo está una empresa hoy, lo que importa es cómo crezca. En muchas ocasiones, además, las caídas ante noticias como las enumeradas al principio de este artículo pueden hacer que el mercado sobrerreaccione y que la recuperación desde mínimos sea relativamente rápida en cuanto el mercado analice fríamente el valor de las empresas cotizadas.

En el caso de las bolsas europeas, ante un escenario tan «grave» económicamente hablando, puede llamar la atención como la mayoría no han perdido los mínimos del mes de julio; desde entonces se han publicado datos de inflación malísimos en la zona euro, el Banco Central Europeo activó la mayor subida de tipos de la historia en una solo reunión, el euro perdió la paridad contra el dólar y, al otro lado del Atlántico, el presidente de la Reserva Federal aseguró que la lucha contra la inflación podría perjudicar en gran medida a las familias.

El IBEX, uno de los índices mundiales que menos está cayendo este 2022 gracias al peso de la banca (sector beneficiado por las subidas de tipos de interés y perjudicado durante años previos a éstas), sí que ha llegado a los mínimos de julio. De hecho en este punto (entorno a los 7.800) tiene un claro soporte. En caso de perderlo, podría buscar el siguiente en 7.500-7.400; sin embargo si volviera a rebotar en él, si la banca ayuda, podría buscar los 8.430. El DAX alemán tiene esos mínimos en 12.400; si no los perdiera el objetivo sería 13.600, pero si no pudiera aguantarlos ya habría que buscar un soporte en 11.400; situación que sería muy peligrosa y generaría pérdidas importantes y significativas.

En el EuroStoxx, que agrupa las empresas más importantes, bursátilmente hablando, de la zona euro, esos mínimos situados en 3.350 además sirvieron de rebote en el inicio de la guerra de Rusia. Si los perdiera, la situación no sería tan grave porque tiene un buen soporte en 3.260, mientras que un objetivo realista serán los 3.800. A punto de volver a entrar en temporada de publicación de resultados, estos soportes podrían suponer un punto de inflexión si las compañías nos dan sorpresas agradables en sus números y expectativas y soportan bien un entorno económico de inflación y de subida de tipos.